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Publicado por
ALEJANDRO J. GARCÍA NISTAL
León

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DURANTE varios días, y en especial, el pasado fin de semana, el último trabajo policial contra el mundo del tráfico y consumo de drogas fue la comidilla de toda la ciudad de Ponferrada, y si se nos apura, de todo El Bierzo. Pero no por el alhijo aprehendido, ni por los bienes u otros elementos incautados, no. Si no por la identidad de los apresados. Pero mucho hizo, casi tanto como echar gasolina al fuego, la portada e información interior de un medio de comunicación provincial. En una lección de mal periodismo se le daba más relieve a la paternidad o familiaridad de los detenidos que a los arrestados en sí. ¿Qué culpa tienen los familiares? Por esa regla de tres, todo presunto delincuente puede descargar ante la opinión pública la notoriedad de sus acciones en sus ascendientes o allegados y no en ellos mismos. ¿O es que se quiso juzgar a las personas aludidas por el hecho de ser o haber sido personas públicas? Entonces en ese caso, la noticia estaría en si esas personas en las que la sociedad depositó o deposita su confianza, cumplen con el papel de personas dignas en los cargos públicos encomendados por la sociedad democrática. Pero en esta ocasión, tampoco la información titulada y redactada de la forma que se hizo corresponde con la realidad; los cargos públicos no quebrantaron la confianza ciudadana en el ejercicio de su actividad cotidiana. ¿Cometieron entonces ellos delito por ser padre, hermano o familiar de los presuntos traficantes? Obviamente no. ¿Entonces a cuento de qué subrayar y señalar con el dedo acusador a esos ciudadanos? Francamente, muchos no lo entendemos. Recuerdo un caso, precisamente en el medio de comunicación aludido, en el que un violador condenado, ya no presunto, presentó una demanda por intromisión en su derecho a la intimidad y al honor por publicar, este periodista, la información de la condena con sus iniciales. Obviamente, el secretario del juzgado ponferradino de turno ya me advirtió cuando firmé la notificación, como así pasó, que el juez no admitiría a trámite la demanda. La información de la condena al violador se había publicado con rigor siendo un hecho probado y demostrado. El juez archivó la demanda interpuesta para fastidio del delincuente y alivio mío, que tuve cólon irritable (ya me entienden) un par de días. A todos los que vivimos de esto, a la canallesca, nos ha sorprendido por ello la forma tan insultante como se dió la noticia social del fin de semana haciendo de la «ciudad pequeña, infierno grande».

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