| Entrevista | José Luis García Lorenzo | Villafranca
«Pasar de las térmicas a las renovables no mermaría nuestra calidad de vida»
El geógrafo ponferradino, que lleva 18 meses en el equipo que dirige la organización ecologista, considera que las energías limpias «tienen un potencial de empleo enorme»
El geógrafo berciano José Luis García Lorenzo (Ponferrada, 1963) es una de las voces de Greenpeace-España desde su cargo de presidente de su Junta Directiva. Alarmado por los efectos del cambio climático, que se notan incluso en León con la desaparición del último glaciar de los Picos de Europa, García Lorenzo defiende el cierre paulatino de térmicas como la de Compostilla y su sustitución por energías renovables. El cambio climático, dice, «también sucede aquí». -En Castilla y León, Greenpeace augura una subida de las temperaturas de hasta siete grados en verano y una caída de las precipitaciones. Y se hace eco de un estudio de la ONG sueca Acid Rain que señala a las emisiones de las cuatro térmicas de la comunidad como responsables de una reducción de la esperanza de vida en Europa equivalente a mil fallecimientos prematuros. Dibujan un panorama un tanto apocalíptico. -Es un panorama preocupante. Y evidentemente las térmicas que tenemos en nuestra región contribuyen junto a otras actividades. Porque nos estamos olvidando del tráfico privado. Los vehículos también emiten mucho CO 2 a la atmósfera. Y los expertos nos anuncia cambios de temperaturas, precipitaciones irregulares, grandes alteraciones, más lluvia en zonas de montaña, en lugar de nieve y un claro adelantamiento de la primavera. En cuanto a los daños sobre la salud, no entramos directamente, pero la contaminación produce enfermedades y muertes. En Europa se habla de 300.000 muertos anuales por contaminación atmosférica. Son cifras reales y provienen de datos oficiales, pero si les damos cuerda se nos tacha de catastrofistas. -Durante la reciente marcha a favor de las energías renovables, Greenpeace exigió el cierre de la térmica de Compostilla al hacer escala en el Bierzo. ¿No es una medida drástica, a pesar de ese efecto sobre la salud que denuncian? -Abogamos por un cambio de escenario, un cambio que es radical, pero eso no significa que sea utópico, en el que la electricidad se acabe produciendo mediante energías renovables. Ahora mismo se produce mediante energías sucias como las de las térmicas que tenemos en el Bierzo y abogamos porque se produzca mediante energías renovables, junto con medidas de eficiencia y ahorro energético. Es perfectamente factible y no tiene porque suponer una merma en nuestra calidad de vida. Al contrario, es una mejora. No puede hacerse de la noche a la mañana, pero en nuestros estudios, planteamos un escenario en el que sería posible que para el año 2050 en nuestro país toda la energía procediera de sistemas limpios y renovables. Y eso implica el cierre de las térmicas, que están emitiendo suciedad y contaminación y están entre las causas del cambio climático. Se puede hacer progresivamente, pero es necesaria una apuesta clara. -Y mientras ese escenario cambia, ¿que puede hacerse para que las térmicas cumplan con Kioto? Compostilla ha superado en un 31% su cuota de emisión de gases de efecto invernadero. -Ellos saben cuales son sus compromisos y tienen que asumirlos. Si no los cumplen, el propio sistema establece medidas compensatorias, pero tienen que redoblar esfuerzos para cumplir estos acuerdos, porque son mínimos. Resultan insuficientes y el propio compromiso de las empresas, lo que ahora se denomina responsabilidad social corporativa, debería obligarles a ser responsables con el medio ambiente y con la humanidad, porque al final todos estamos en el mismo barco. Respiramos todos y los efectos negativos del cambio climático los vamos a sufrir todos. -Greenpeace afirma que apoya las energías renovables «en su sitio y bien desarrolladas». ¿Estáis al tanto de la oposición de los ecologistas del Bierzo a los proyectos eólicos del Becerril? -No conozco el caso concreto. Es evidente que cualquier actividad siempre provoca impactos y lo que hay que hacer es valorar muy bien y de manera muy sólida si esos impactos se pueden compensar con el bien que producen. Hay que respetar determinadas áreas, como los espacios naturales protegidos, y en el resto valorar si compensa o no. -¿Y cómo va a sustituir la energía eólica a un sector como el del carbón, que emplea a miles de personas? -Eso se hace de forma progresiva, y en el caso del Bierzo vemos toda la actividad económica potente alrededor de los parques eólicos. Las energías renovables tienen un potencial de creación de empleo enorme. El mantenimiento de puestos de trabajo no acaba de justificar la baja calidad de vida y los problemas ambientales, pero ningún empleo tendrá que sufrir porque habrá alternativas suficientes.