Aquel hombre solitario al que sólo le gustaba ver películas en el cine
La mayor fortuna del Bierzo de principios de siglo recayó, tras la quinta generación, en Miguel Fustegueras Álvarez-Valdés. Nacido en Ponferrada en 1895 y fallecido en su casa de Madrid en 1961. Los que lo conocieron, ponferradinos viejos, comentan que «aquel hombre era estudiado (tenía la carrera de Derecho), y sin embargo parecía algo bobalicón porque no hablaba, ni hacía gala de su fortuna. Se daba unas largas caminatas desde Ponferrada a sus fincas de Molinaseca, con su chistera y su traje, parecía sacado del siglo pasado». Incluso se cuenta de él que no era mujeriego, todo lo contrario, a pesar de ser un gran pretendido en la Ponferrada de las primeras décadas del siglo XX. Sus paseos, ir a misa y, sobre todo, ir al cine, eran sus mayores esparcimientos. En uno de sus viajes a Madrid, nadie sabe a ciencia cierta si atropellado por un taxi o mareado, lo cierto es que se le diagnosticó una parálisis cerebral de la que a los pocos días falleció. De la importancia de su fortuna y apellidos queda constancia por el funeral y posterior entierro en el Cementerio de la Almudena, que reflejó en su día el diario ABC de entonces. Posteriormente los patronos de su fundación lograron traer sus restos a Ponferrada. Actualmente reposa en el Panteón de Ponferradinos Ilustres del Cementerio municipal, curiosamente, financiado en parte por su familia al aprovecharse parte del panteón familiar que poseían en el Cementerio del Carmen. No quedó descendencia alguna de este rentista, callado y taciturno.