Diario de León

La familia de la menor de 13 años se queja de que no le dejaron firmar a una testigo

El padre de la niña del Iesve agredida pone en duda al instructor del caso

«En vez de ayudar sicológicamente a mi hija, viene a traumatizarla», dice el progenitor

El instructor educativo del caso es un profesor del Virgen de la Encina

El instructor educativo del caso es un profesor del Virgen de la Encina

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M. Félix - ponferrada
Ponferrada

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Ramiro Mato Otero, padre de la niña de 13 años del instituto Virgen de la Encina que resultó con una pierna rota y que denunció a otras tres compañeras por la presunta agresión, arremetió ayer contra el instructor del caso nombrado a instancia de la Consejería de Educación. Según la versión del progenitor, el instructor, que es profesor del Iesve, se personó en su casa y actuó de una manera poco decorosa, con una actitud de prepotencia y poco menos que asustando a su esposa e hija en el interrogatorio. Por eso, Mato Otero, -un tanto molesto-, puso en duda la imparcialidad del instructor de todo este asunto, del que saldrá un informe que determinará las sanciones a las tres niñas acusadas en base a lo que se certifique como «hechos probados». Según el padre de la menor, el instructor llegó a intimidar a su hija diciéndole que estaba prestando declaración «bajo juramento, y poco menos que se atuviera a las consecuencias en caso de que mintiera». Ramiro Mato se muestra de acuerdo con que se recabe toda la información posible y se tome declaración a todas las partes, pero acto seguido apostilla lo siguiente: ««Lo que no estoy de acuerdo es que en vez de ayudar sicológicamente a mi hija, viene a traumatizarla, y eso sí que yo no puedo permitirlo». Otro detalle del que se queja el padre de la niña de 13 años, que lleva desde el 25 de octubre convaleciente en su domicilio de Ponferrada, es que el instructor educativo del caso se personó en casa de la agredida con un testigo. Ese testigo firmó la declaración hecha por la niña. Sin embargo, ante eso, la madre de la menor también intentó sin éxito que una amiga firmase igualmente el documento como testigo de toda la declaración. Pese a expresar esa intención, no le dejaron. Por eso, el citado progenitor duda de la imparcialidad en todo este proceso administrativo. «Mi mujer está muy disgustada, y parece que viene a mi casa a ponerme trabas, en lugar de facilidades, y no se puede ir por la vida como va ese señor», remarca Santiago Mato.

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