Diario de León

Oro marrón para Pereira

El escritor Antonio Pereira recibió ayer en Madrid la castaña de oro que entrega José Luis Prada a las personalidades que más se han significado en la promoción del Bierzo «Ha nacido un géne

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Pacho Rodríguez - corresponsal en madrid
León

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«Me hace una gran ilusión este premio y estar rodeado de tantos amigos. Además, este vino de maceración que yo ya he probado me llena de recuerdos y cuando lo bebo en soledad soy capaz de evocar momentos muy felices de mi juventud con mis camaradas, con los que compartí momentos y amoríos por la calle del Agua». El escritor villafranquino Antonio Pereira se mostró ayer ebrio de satisfacción al recoger la castaña de oro que le otorgó el bodeguero José Luis Prada «A Tope» en su establecimiento de la madrileña calle Príncipe. Aunque fueron las hermanas del desaparecido Feliciano Fidalgo las que se la impusieron, escenificando de este modo el relevo en la tenencia del «título». El acto resultó de lo más concurrido, como suele ser habitual. Aunque la fiesta parece tener algunos rostros casi «fijos» como los de los escritores José María Merino y Pedro Trapiello, el cantautor Amancio Prada, el poeta Juan Carlos Mestre o el periodista Félix Pacho Reyero, entre otros muchos. El impulsor de la entrega de la castaña de oro, el industrial José Luis Prada, señaló en la apertura de la celebración que su propósito sigue siendo reunir en la capital de España a los amigos de León en general y a los del Bierzo en particular, amén de promocionar el delicioso fruto de los sotos de la comarca, que en Madrid se paga a precio de oro. Muy a diferencia, por cierto, de lo que ocurre en su tierra de origen. Respecto a la elección del maestro Pereira como destinatario de la castaña dorada, Prada añadió con su natural vigorosidad: «He querido conectar la calidad artística de un hombre que escribe de todo, pero que siempre tiene presente el Bierzo». Música y humor Aunque el ágape comenzó con un tono comedido, como casi siempre, apenas media hora después se había roto ya cualquier protocolo, si es que en algún momento pudiera estar preestablecido. Tras los discursos Amancio Prada rompió a cantar. Y Prada se convirtió una vez más en el maestro de ceremonias, aunque de los toques de humor más exquisitos se encargó el propio Antonio Pereira, acompañado de su esposa Úrsula, y también por su amigo, el empresario Santiago Díez Rancaño.

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