«Ponfemanía»

ANDA QUE de un tiempo a esta parte no le salen apéndices, mutaciones y las más variopintas combinaciones al topónimo Ponferrada. Así, por ejemplo, de la unión entre el susodicho y la capital lacianiega nos ha salido el «Ponfeblino», término acuñado para referirse al proyecto de tren turístico entre ambos enclaves, y que, al paso que vamos, no tardará en llamarse «Ponfeblino», vocablo resultante de sumar Ponferrada, Villablino y¿ sueño; claro que, si de nombre ha de trocar, que sea por el de «Ponfeblidad», fruto de integrar Ponferrada, Villablino y¿ realidad. Señores agentes implicados, ya lo saben, menos reuniones, declaraciones o sermones, y más vagones. Coño, y qué decir de «Ponferradio», juego de palabras oportuna e ingeniosamente pronunciado en su día por Manuel Antonio Rico con motivo de la primera edición de la Semana de la Radio y los Premios Micrófono de Oro, y que poco tardó en consolidarse para acabar rebautizando el evento. Aquí, al menos, sí podemos hablar de algo real, pues vamos camino ya de la quinta edición de un acontecimiento que, sin duda, ha contribuido a situar un poco más en el mapa a la capital berciana. «Ponfeblino», «Ponferradio», ¿y qué me dice usted de «Ponfebella»? Pues que para unos más bella, para otros menos fea. No, no, que no se entera, que lo de «Ponfebella» es un mix de Ponferrada y Marbella. No lo dirán por el sol y la playa, porque aquí, sol el justo, y playa¿ fluvial si acaso. Pues me da que de bañadores y bikinis no va la cosa. Cállese y no siga, que ya creo saber por dónde va; y qué quiere que le diga, que igual que unos promulgan la «Ponfebella», otros se quedan con la «Ponfehonrada». ¿Y qué pasa con «Ponfesurf»? Dirá usted con Pongesur. No, no, Pongesur sé perfectamente lo que es, hablo de «Ponfesurf, Ponferrada Ciudad del Surf». Se me acaba de ocurrir; suena a coña, ¿verdad? Pues mucho más serio sonaba lo de «Ponferrada, Ciudad de la Energía», y¿ Por cierto, ¿y qué fue de «Ponferrada, Ciudad del Cine» o de «Ponferrada, Ciudad de la Radio»? Mire, ¿sabe qué le digo?, que al final me quedo con la Ponfe¿ rradina, la de toda la vida, y además ahora en Segunda, ¿qué más se puede pedir? Pues yo pediría que los árbitros no nos toquen los colores, la afición tenga los pies en el suelo, la directiva no se ponga nerviosa y el equipo lo de todo en el campo en cada partido. Malo será que con esta receta casera no mantengamos la categoría, porque de eso se trata, de «Ponfepermanecer».