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Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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NO SE SI EL arzobispado de Granada será tomista, aristotélico no parece, porque incita a la desobediencia civil si el gobierno insiste en esa disciplina alternativa a la enseñanza pública de la Religión, llamada educación para la ciudadanía. Según Aristóteles, las virtudes morales, al contrario que las intelectuales o dianoéticas, no se aprenden en clase, sólo se adquieren por la práctica de los buenos hábitos. Deberían saberlo quienes habiendo impartido esa clase de enseñanzas durante siglos, lejos de hacer autocrítica, elaboran análisis catastrofistas sobre la pérdida de los valores morales y el relativismo ambiente. Enseña Aristóteles que la política es necesaria para la búsqueda de la felicidad, hasta el punto de afirmar que sólo los dioses o los infrahumanos pueden ser apolíticos. Pero el señor arzobispo desconfía de los políticos, sobre todo si son de izquierdas, incurriendo en una de esas contradicciones entre fines y medios, características de las burocracias diversificadas entre las que Max Weber incluye a la Iglesia Católica, con intereses a corto plazo, léase subvenciones, exenciones, inversiones o provilegios que están mejor protegidos en el marco de políticas conservadoras, cuyos mentores en España nunca patrocinarán leyes como la despenalizadora del aborto o la reguladora del matrimonio entre contrayentes del mismo género, limitándose a acogerse a sus beneficios y a mantener esas leyes cuando recuperan la mayoría suficiente para cambiarlas. En los fines últimos, parecería más fácil la convergencia con programas que apuntan a los objetivos de fraternidad, solidaridad, compromiso contra la marginación, acogida al extranjero y lucha contra la pobreza. Pero el arzobispo de Granada conoce la historia y sabe que los poderes públicos son proclives a convertir en adoctrinamiento algo tan inocente como la educación cívica y más ahora que el PP propone que los profesores sean considerados «autoridades públicas». Muy lejos de los planteamientos del teólogo José María González Ruiz, el cristianismo no es un humanismo, prefiere, diga lo que quiera el estagirita, los modelos americano e inglés, inspirados en la Ilustración, que dejan esas responsabilidades cívicas a las familias y las Iglesias. El problema es que en una sociedad diversificada, e incluso del tercer mundo, el concepto de familia ya no es unívoco,como las propias confesiones religiosas. No creo que el arzobispo esté dispuesto a compartir esas tareas con el imán de Fuengirola.

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