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La Fundación del Patrimonio Histórico entrega la restauración del castillo al Ayuntamiento

Priaranza abrirá Cornatel los fines de semana a partir de Nochebuena

La inauguración contó con la asistencia de los presidentes de la Fundación y la Diputación

Santos Llamas y García-Prieto, con el alcalde y Fátima López Placer escuchan a Fernando Cobos

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Carlos Fidalgo - ponferrada
Ponferrada

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Sobre un mar niebla y con los restos de la helada todavía visibles en la madera tropical que ha servido para reconstruir antiguas estancias, el castillo de Cornatel dejó de ser ayer una ruina histórica para empezar a ser un reclamo turístico donde los visitantes pueden revivir el retiro del Conde de Lemos en la fortaleza durante los últimos cuatro años de su vida (1480-1484). El castillo, entregado al Ayuntamiento de Priaranza por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, abrirá al público los fines de semana (de 11 a 13.30 y de 15.30 a 17.30 horas) una vez que pase la Nochebuena, y a diario el próximo verano. La entrada al monumento, con unas vistas privilegiadas, será gratuita mientras la Fundación y la Diputación, que ha colaborado aportando un 20 por ciento del 1,1 millones de euros del coste de las obras, no concluyan el proyecto para musealizar la fortaleza. Han sido necesarios 20 meses de trabajo para que la empresa Trycsa concluya una restauración que ayer lucía bajo un sol otoñal y por encima de la niebla y que dejó boquiabiertos a quienes no habían visto el castillo en los últimos meses. Tanto el presidente de la Fundación que agrupa a las cajas de ahorro y a la Junta, el máximo responsable de Caja España, Santos Llamas, como el presidente de la Diputación, Javier García-Prieto, no ocultaron su satisfacción por el resultado de los trabajos realizados bajo la supervisión del arquitecto Fernando Cobos, que han recuperado la Torre del Homenaje, el adarve, la sala principal -respetando su suelo anterior al propio castillo- y la Casa Doméstica. Y todo pensado para que las vistas con las que se solazó el Conde antes de morir sean las protagonistas del recorrido por un castillo del que hace diez años se desconocía hasta su verdadero dueño.