La actuación más importante, iniciada ayer, consistirá en la limpieza y desinsección del retablo
La Encina cerrará tres meses al culto para adecuar su interior de cara a Las Edades
La basílica de la Encina cerrará el próximo lunes 22 de enero sus puertas a los oficios religiosos y las visitas. La razón es bien poderosa, la rehabilitación y adecuación de su interior para la edición ponferradina de Las Edades cuya fecha de inicio, aún sin fijar, podría localizarse a lo largo de mayo. La obligatoriedad de disponer de este espacio para la muestra a partir del 1 de abril ha obligado a tomar esta decisión que viene acompañada por el inicio inminente de unos trabajos que precisamente ayer se localizaban en el retablo mayor y que durante casi tres meses permitirán devolver toda su riqueza cromática a uno de las joyas artísticas de este templo que junto a la iglesia de San Andrés ejercerán de sede de la muestra. Para Antolín de Cela, rector de la basílica, todas estas actuaciones tienen un tiempo límite de desarrollo que no debe ir más allá de los primeros días de abril. «Los trabajos son importantes y corren cierta prisa por eso ha sido necesaria una intervención inmediata que en gran medida consistirá en la limpieza y desinsección del retablo desde la cúspide hasta abajo, sacando os colores originales y eliminando algunas cortinas de añadidos que se hicieron en 1958 con purpurinas que ahora se han oxidado y que dan cierta negrura al retablo». El empleo de técnicas modernas con el fin de preservar la composición y elementos originales de la zona en la que cinco operarios están interviniendo desde ayer se verá complementado en las próximas semanas con la eliminación de diferentes capas de pintura de las paredes hasta dar con la original sobre la que se aplicará una nueva capa que posibilite un aumento de la luminosidad y el lustre interior del templo, en especial de la zona de las bóvedas. Junto a ello, y para dotar del espacio suficiente a la muestra, se procederá a retirar los bancos guardándolos en una nave hasta que concluya la muestra. Para Antolín de Cela, todas estas actuaciones, unidas a las que se están realizado en el exterior de la basílica y a las que se acometen en la iglesia de San Andrés, deben cumplir el programa establecido, «aunque no vamos a negar que andamos algo justos en cuanto a tiempo no valen aplazamientos ni disculpas. Las obras tienen que estar listas en abril y confío en que, si no pasa nada raro, lo hagan».