Diario de León

El jardín botánico de Ponferrada

El Ayuntamiento y la Junta editan una guía que localiza las 64 especies arbóreas de los parques y las calles de la capital berciana, una ciudad donde crecen 14.000 árboles

El alcalde dirigió la presentación de la guía en el Museo de la Radio

El alcalde dirigió la presentación de la guía en el Museo de la Radio

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Carlos Fidalgo - ponferrada
Ponferrada

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El cedro del Himalaya crece en Ponferrada. Lo puede encontrar usted en el parque de La Concordia. Y en el del Temple, y en media docena de calles de la ciudad. También alberga Ponferrada olmos de Siberia, acacias de Japón, tulíperos de Virginia y alguna secuoya joven, capaz de alcanzar los cien metros de altura si no le impiden crecer durante los próximos quinientos años en el parque del Plantío. Con semejante repertorio -64 especies y 14.000 árboles plantados- no debe extrañar que el alcalde, Carlos López Riesco, dijera ayer durante la presentación la Guía de árboles de Ponferrada, elaborada por la Concejalía de Medio Ambiente y la consultora Ambinor, que la capital berciana «es un jardín botánico». Y es que la arboleda ponferradina es algo más que una colección de abetos y plataneros de crecimiento rápido. Encabezados por un ejemplar incluido en el catálogo por su importancia como seña de identidad de la ciudad a pesar de ser un arbusto trepador -la glicinia que pinta de violeta y malva la fachada del Museo de la Radio cuando florece-, la guía coordinada por Mario Jordán y de la que se han editado 500 ejemplares gracias a la financiación de la Junta de Castilla y León y del propio Ayuntamiento, revela que un paseo por Ponferrada esconde más de una sorpresa botánica. Además de los tejos, nísperos y magnolios, de las encinas y los chopos, tan propios del Bierzo, uno se puede encontrar con el Árbol del Amor en las nuevas calles de La Rosaleda o en la plaza del Diamante, que debe su nombre a su coloración rosada y viene de Extremo Oriente. O con el Olivo de Bohemia, que ni es de Bohemia porque procede de Asia, ni pertenece a la familia de los olivos, pero le llaman así porque su fruto se parece a las aceitunas. Y en la glorieta del Templario hace sombra el Árbol de Júpiter, procedente de China y Corea y con una floración tan vistosa que adquiere tornos azules, fucsias o rosas. Un árbol a prueba de bombas Pero de entre todos, Jordán, coordinador de un equipo de ocho personas, se queda con un árbol que es un verdadero superviviente; el ginkgo. Se trata de una especie que puede llegar hasta los treinta metros de altura y en Ponferrada crece en la avenida de Asturias. También llamado Árbol de la Juventud, los botánicos lo considerado un fósil viviente porque apenas quedan ejemplares silvestres, a pesar de que hace sesenta años fue capaz de sobrevivir a la bomba atómica en Hiroshima.

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