Clos respalda al proyecto asturiano para la captura del CO2 que compite con el Bierzo

El ministro de Industria, Comercio y Turismo, Joan Clos, expresó ayer la predisposición del Gobierno central a participar y colaborar en el proyecto asturiano para la captura de CO 2 que compite con la planta que debe instalarse en suelo berciano dentro de la denominada Ciudad de la Energía. «Estamos promoviendo un conjunto de iniciativas de investigación alrededor de la captura de CO 2 y estamos muy predispuestos a que si el proyecto que se hace desde Asturias reúne las condiciones necesarias participar en él, ayudar o designarlo como uno los proyectos estrella», aseguró ayer Clos. El ministro agregó que conoce la «excelencia» del grupo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que trabaja en Asturias y subrayó que al Ministerio le interesa «unir empresa e investigadores que pueden ser miembros de la Universidad y de consejos como estrategia para que estos proyectos tengan ambición y concreción suficiente y visos de convertirse en algo práctico a corto y medio plazo». El Principado pretende liderar la investigación nacional sobre captura y almacenamiento de CO 2 y con ese fin la empresa Hunosa y el Instituto del Carbón proyectan una planta piloto en Mieres de mil kilovatios de potencia térmica. Reproches del Partido Popular El PP de León, por su parte, calificó ayer las declaraciones del titular de Industria como un signo más de que el Ciemat de Ponferrada «no es más que un proyecto cada día más indefinido e injustificable». Los populares se preguntan qué va a investigar ahora el Ciemat berciano y quien liderará ahora las investigaciones sobre la captura del CO 2 «si hace poco más de un mes el director de la Ciudad de la Energía anunció que esas investigaciones ya avanzadas en Asturias son las que se realizarán en Ponferrada», a la vez que exigen firmeza para que el Ciemat de Ponferrada no sea sólo un «lugar de contratación de allegados del PSOE sino el germen de un proyecto que hasta ahora tiene visos de oportunista y un engaño para los bercianos. Por eso tenemos que dar la razón a los investigadores que desde un primer momento vaticinaron que sería un fracaso».