Hache sazona el Festival del Botillo con un monólogo cómico delirante

Bembibre fue anoche el Club de la Comedia. Y Eva Hache, que convirtió su discurso de enaltación al Botillo en un monólogo cómico «absolutamente marciano», se comió el embutido por primera vez y de paso se metió al público de Bembibre, «capital del Bierzo libre», en el bolsillo. «Soy también una cerda», fue de las primeras cosas que dijo. «Una cerda en el horóscopo chino», añadió. Porque si había alguien en el pabellón de deportes que no lo sabía, vivimos en el Año del Cerdo y por fuerza la capital del Bierzo libre debe estar hermanada en el 2007 con China sabiendo que del cerdo, animal enciclopédico del que se aprovecha todo, viene el botillo. «Por lo demás soy bastante apañada y muy limpia, y como más que un remordimiento», aclaró la mantenedora, para hilvanar a continuación un hilarante discurso que Bembibre recordará durante años por el contraste subversivo con otros alegatos de literatos y políticos que solemnizaron en torno al embutido. Hache, que sabía de Bembibre por su amistad con los impulsores del Festival de Benicássim, que son de San Facundo, también dejó alguna frase memorable para la galería. «Exalto al botillo y a la imaginación que hay que tener para que, cuando alguien ya se ha llevado el solomillo y los jamones y haya dejado los cachos, haya quien diga, espera que yo me lo apaño», fue su expresión más exaltada de la noche. Al menos de cara al público, porque ante la prensa, la segoviana Eva Hernández -«reina de la improvisación» que hace «la delicia de media España y la cólera de otra media» con su «programa avanzado y comprometido», dijo de ella el alcalde, Jesús Esteban- ya había soltado otra perla. Cuando le preguntaron como se sentía sabiendo que Aznar y Zapatero le habían precedido como mantenedores, Hache no pudo evitar un giño a Buenafuente. «A la misma altura», dijo aludiendo a la negativa de su competidor a recoger su Micrófono de Oro porque también se lo han dado a Jiménez Losantos. Después de escucharla, más de uno pensó que Hernández voló anoche más alto.