Diario de León
Publicado por
MARÍA AÑÍBARRO
León

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ÉRASE una vez una zona vitivinícola en la que varios enólogos habían puesto toda su ilusión. Así podría empezar la historia del Bierzo si miramos hacia atrás siete años. Podía continuar y cumplieron su sueño, creando los vinos más admirados y secundando proyectos brillantes, que despertaban envidia en las denominaciones vecinas, y la historia de esta denominación atravesó las fronteras¿ ¿Cómo sigue el cuento? Pues que aquellas ilusiones se materializaron en empresas y las empresas no son cuentos, son realidades y conjuntos de intereses, y en muchas ocasiones, no sólo económicos, puesto que ya sabemos de la escasa rentabilidad de las bodegas en estos tiempos que corren, sino de prestigio y de fama. ¡Y la fama cuesta¡ ¿Qué pasó con la ilusión y los protagonistas del cuento?, la ilusión se acabó y los protagonistas que ponían el rostro a aquellas famosas bodegas, orgullo berciano en el extranjero, se han separado de esos proyectos cansados de tirar del carro, y en la actualidad han iniciado su actividad en otros sitios o siguen empeñados en trabajar en la zona. El caso es que, aquellos proyectos que representaron al principio han roto su encantamiento. La única excepción es la bodega de Ricardo P. Palacios que sigue al frente de su proyecto familiar y discretamente con su Pétalos, está rompiendo el mercado y desbancando a alguna que otra marca que todos pensábamos imbatible y que se ha dormido en los laureles. De esta manera consolidándose y sabiendo como se hacen las cosas en el mundillo, el júnior de la familia Palacios tiene previsto hacer bodega nueva con arquitecto famoso, como no podía ser menos. Sin embargo, qué ha pasado con otros héroes mediáticos, a saber Gregory Pérez o Raúl Pérez. Pues según "el boca a oreja", que en una comarca pequeña como El Bierzo, funciona muy bien, el encantador Gregory se ha interesado por un proyecto muy atractivo con un compatriota, aún no sabemos cuándo sacaran su primer vino, pero seguro que será magnífico como todos los Paixar y Tierras de Luna que ha hecho hasta ahora. En cuanto Raúl, nuestro borgoñón polifacético, ha abandonado su bodega familiar, y por fin libre, ha empezado a hacer los vinos que él siempre ha querido, sus vinos personales, llenos de creatividad y vida. Lo más curioso es que ya no se conforma sólo con elaborar en El Bierzo, León y Galicia, sino que se ha aventurado con los vinos de Madrid.

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