Diario de León

| Reportaje | Un edificio diferente | LA GAVETA

Una sede muy sostenible y cara Bierzo en Euskadi

El Ciemat-Bierzo se alimentará con biomasa, tendrá puertas de cáscara de almendra y el frío se almacenará en tanques de criogel. Adecuar Compostilla I costará 7 millones de euros

Publicado por
R. Arias CÉSAR GAVELA - ponferrada
Ponferrada

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La sede de la Fundación Ciudad de la Energía en Ponferrada, y por consiguiente del Ciemat-Bierzo, conservará la estética exterior de la vieja central de Compostilla I que alumbró el origen de Endesa. Pero el proyecto de rehabilitación del complejo, que saldrá a licitación en cuestión de días, pretende convertirse en un icono de la sostenibilidad energética y medioambiental. Los suelos revestidos de madera provienen de talas selectivas o especies de crecimiento rápido. Los revestimientos de las puertas son el fruto del reciclado de cáscaras de almendra y la producción de calor de todo el edificio se efectuará mediante una caldera de biomasa. Como no podría ser de otra forma, con un balance nulo de emisiones de CO2 a la atmósfera. Ventanas inteligentes La producción de frío para hacer más placentero el trabajo bajo altas temperaturas se efectuará por medio de una bomba de calor de funcionamiento nocturno que almacenará el frío en tanques de criogel. El sistema será apoyado por una máquina de absorción conectada a las baterías solares, que aportará el frío necesario una vez que se haya consumido la totalidad del acumulado durante la noche. Se han proyectado, incluso, conectores de ventana capaces de detectar la apertura de la misma y actuar sobre la instalación de climatización, minimizando los gastos energéticos. El diseño bajo estos criterios de sostenibilidad energética y la remodelación de la primera térmica de Endesa no saldrán, sin embargo, lo que se dice baratos. El presupuesto que maneja la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) para afrontar las obras oscila entre los seis y los 6,8 millones de euros, sin Iva. Tres para investigar La reforma alcanzará a las seis plantas del edificio ponferradino. En total se actuará sobre una superficie de 4.500 metros cuadrados. De las seis plantas, tres se dedicarán exclusivamente a la investigación del Ciemat. La segunda, la tercera y la quinta. La primera, compartirá el espacio para los investigadores con un área de biblioteca entre otros servicios. En la planta baja, donde se localizará la entrada principal desde un zaguán de seguridad para controlar los flujos de personal, aparece proyectado un auditorio con capacidad para unas 150 personas. La dirección se reservará la cuarta planta, donde también se emplazará una especie de anfiteatro con grada para proyecciones temáticas culturales o un mini auditorio. Listo en febrero del 2008 La fundación prevé que el resultado final pueda no sólo contemplarse, sino también empezar a servir como centro de trabajo, a finales de febrero del año que viene. Aunque las contrataciones de la obra civil y de las instalaciones energéticas y eléctricas deberían, sin embargo, haberse efectuado ya en los últimos días, según el calendario oficial de trabajo de la Fundación Ciudad de la Energía. En términos económicos, de los casi siete millones de euros que se contemplan para la ejecución, la obra civil absorberá entre 3,7 y cuatro millones de euros. Para las instalaciones energéticas, algunas ya reseñadas, se destinarán ente un millón y 1,2 millones de euros. Para los sistemas eléctricos unos 800.000 euros, y para la adquisición del mobiliario y los equipos del orden de medio millón de euros más. «El edificio ha sido concebido desde una óptica de flexibilidad en las zonas de trabajo. A tal fin se han concentrado los espacios de servicio de cada planta, para poder dejar diáfana la mayor cantidad de superficie posible», reza el encabezamiento de la memoria justificativa que ha editado la Fundación Ciudad de la Energía, organismo que dirige el científico José Ángel Azuara. PRADA a Tope, la admirable empresa berciana, acaba de abrir un bar en Bilbao, nada menos que en el casco viejo de aquella villa española, tan industriosa y futbolística. Cerca de donde nació Miguel de Unamuno, tan hispano él, tan vasco. En el mismo barrio donde bandas de fanáticos lanzan sus soflamas racistas de cuando en cuando. Cosas del odio. Y de la manipulación de la historia. Debo confesar que yo fui humildísimo antecesor de Prada en su difusión de los productos bercianos. Sucedió en 1976. Acababa de aprobar mis oposiciones al ministerio de Hacienda, y pedí ser destinado a San Sebastián. No había plazas en Madrid, donde residía por entonces, y me animé a la aventura del País Vasco, tierra bellísima como todo el mundo sabe. Y donde la gastronomía es una religión todavía más potente que el independentismo. Yo trabajaba en Patrimonio del Estado. Y un buen día invité a mis compañeros de oficina a unos pimientos bercianos, envasados. De Ledo eran, de Villafranca. Y el éxito fue de tales proporciones -en aquella tierra de gourmets-, que me vi obligado a pedirle a mi padre (que tenía un almacén de coloniales con sus dos hermanos), que me mandara una caja. Fui al tren con un taxi a buscarla, la dejé en Hacienda, y me puse a vender botes de pimientos. En un par de horas desaparecieron todos y tuve que poner cupo, porque había quien quería media docena de botes. «¿Tú eres el chico de los pimientos?», me decían luego por los pasillos del entonces flamante edificio de la calle Oquendo. Y yo asentía, un poco avergonzado, porque siempre fui refractario al mundo comercial. Siempre supe que no me dedicaría a las tareas de mi padre. Quien, a su vez, era un comerciante sin vocación, porque a él solo le gustaba ser viajante. Sentir la emoción de dormir en Villablino, en Viana do Bolo, en Pobra de Trives, en Castrillo de Cabrera, en San Antolín de Ibias... Y que lloviera, que nevara, que todo pareciera que estaba muy lejos. Y Álvaro Cunqueiro muy cerca. Mi padre me dijo entonces, cuando me envió la tercera caja, que podía ir por los bares de la zona vieja de San Sebastián, y que ofreciera los pimientos por allí, pero no fui capaz. Ni de intentarlo. Y me limité a pedirle tres cajas más, que la Renfe dejaba en la estación de Atocha, junto al viejo estadio de la Real. Poco después abandoné Euskadi, camino de Valencia, donde nadie me preguntó nunca por mi Rh. Pero siempre me quedó la cosa de que yo hubiera podido llegado a ser un próspero mercader de Donostia. PLANTA USO SUPERFICIE PRINCIPAL COSTRUIDA Quinta Investigación 676,69 m 2 Cuarta Dirección 773,40 m 2 Tercera Investigación 773,40 m 2 Segunda Investigación 773,40 m 2 Baja 777,36 m 2 Primera 779,54 m 2 Investigación Biblioteca Servicios Generales, Seguridad, Auditorio...

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