La Urz

LA URZ es el consistente nombre que Rosalía Fernández Ortega eligió para una Asociación cultural cuya sede está en Quintana de Fuseros, pueblo del Bierzo Alto, situado en las faldas de Gistredo. Hace tiempo que Luis Nogaledo me habló de esta asociación, y luego Rosalía, su principal representante, me dio información al respecto. Una asociación cultural, como esta, ayuda a mantener con vida nuestros pueblos, que en el transcurso de los últimos años han perdido población a pasos agigantados. La Urz se constituyó hace un par de años con el noble fin de recuperar las tradiciones populares, la etnografía y el folclore, el habla. Y entre sus actividades más destacadas está el teatro. La pasada Navidad se representó, para deleite de los lugareños, una obra teatral escrita por Isidro Álvarez Barredo, el cartero de la contorna. A Rosalia, Rosi, la conozco desde hace unos veinte años. Incluso coincidimos en la universitaria ciudad de Oviedo, cuando ésta parecía atraer mucho a los bercianos. La calle Capitán Almeida, en el Campillín, era y tal vez siga siendo como la Losada astur, pues allí vivían, al menos en los ochenta, muchas personas descendientes de este pintoresco y acogedor pueblo berciano, además de algunos oriundos de Quintana, como es el caso de Rosi y su hermana Berta, y de algún nocedense, como quien esto escribe. Oviedo entonces no gozaba de tan buena fachada como ahora, que parece un pincel, de lo limpia y urbanizada como luce. Rosi acabó sus estudios universitarios y volvió a su tierra natal, algo poco habitual entre los «estudiados», los cuales viven, como ocurre en muchos otros pueblos del Bierzo, en diferentes ciudades españolas, y algunos ocupan grandes puestos como el hermano de Rosi, Manuel Fernández Ortega, directorde La Bayer en la Felguera, el director general Financiero del Banco Santander, algún catedrático de Derecho en la Universidad de Salamanca, etc. De Quintana, pueblo de contrastes, han salido rapaces espabilados, como lo son además los responsables del Bellas, Cotton y Paso de Ponferrada. Rosi apostó por su pueblo, lo que no ha sido impedimento para desarrollar su carrera profesional como abogada. Recuerdo con cariño y como lugar idealizado este pueblo, que fue famoso por su discoteca la Montaña y por sus guapas chavalas, incluso llegó a despertar el interés popular a resultas de una caravana de mujeres que se hiciera en la década de los noventa. Quintana, gracias a iniciativas como La Urz, sigue moviéndose.