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JOSÉ LUIS CASTRO ponferrada
Ponferrada

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EL SEÑOR Alejandro G. Nistal me cita, como sin intención y de soslayo, en su artículo «Villafranca no merece este trato» del pasado día 21 de marzo. Me incluye, creo que inmerecidamente, entre los «prohombres» de la villa a los que atribuye su declive en los últimos veinte años, entre los «doctores públicos» que no han (hemos) sabido «remediar su mal» ni los graves trastornos por los que la «bella señora» está, a su decir, «enferma». Me honra, pero me sobrevalora pues nunca me he tenido por prohombre de ningún sitio: si acaso, y como mucho, por una persona corriente que sin vivir de la política ha optado por dedicar parte de su vida a tan digna ocupación. A aportar, desde sus limitaciones y posibilidades, lo que buenamente ha considerado oportuno y necesario, dentro de lo posible, para paliar o minimizar esos males. Me corresponsabiliza de toda la suerte de desórdenes orgánicos, endógenos y sobrevenidos que, con criterio de especialista en enfermedades terminales, le llevan a aconsejar a nuestro insigne músico que vaya componiendo un «réquiem memorable». Pues bien. Si mantener y potenciar, en mi etapa como concejal del equipo de Gobierno, todos los servicios y eventos heredados (que eran muchos y muy caros); si colaborar con un gran equipo de personal en la puesta en marcha de otros, entonces inexistentes (visitas guiadas, apertura al público de los monumentos, Feria del Camino de Santiago, Certamen de Restauración del Patrimonio, Servicio de Formación y Empleo, Oficina de Información Juvenil, Taller de Teatro para Adultos, Cursos de Garantía Social, Talleres de Empleo, etc.); si participar en el desarrollo de las múltiples infraestructuras en la villa y sus pedanías (mucho dinero invertido en el subsuelo y sobre él), en la Plaza Mayor hoy destrozada, en la remodelación de la zona comercial de La Alameda, en el inicio del polígono industrial, del tratamiento del ciprés de La Anunciada o en la fallida traída de aguas¿ Si todo esto me hace corresponsable de todo ello, pues bendita responsabilidad. Nada es suficiente ¿Que fue poco? Nada es suficiente, y nos quedamos con las ganas. ¿Que pudo hacerse mejor? Quizá. Pero algunos podemos decir, al menos, que lo hemos intentado y seguimos en ello; con peor o mejor fortuna, pero siempre con corazón, no nos hemos limitado a pontificar urbi et orbe descalificando, gratuita e indiscriminadamente, todo cuanto se ha movido en este municipio. Si no haber conseguido la mayoría absoluta en 2003, desde el número 3 de la lista del PP, es concausa de ese «su» síndrome de la debacle villafranquina ... Pues, si, asumo mi parte de responsabilidad. Hasta el punto de que, habiendo ganado las elecciones municipales y en virtud de un pacto tan legal como inoportuno, por decirlo educadamente, estamos en la oposición. Un pacto hiriente Un pacto que, lejos de remediar errores (que los hubo), y justo cuando Villafranca albergaba palpables perspectivas de futuro, ha acabado por provocar heridas en la dignidad de muchos villafranquinos: quizá lo más sagrado de esa gran señora que desde hace años venía gastándose en sí misma más de lo que tenía. Esa dama del mito, la evocación y la cultura, deleite de los sentidos, que, al contrario de la política actual, siempre tuvo para pan y buscaba, incluso a cuenta, para estampas. Y, si como portavoz de mi Grupo (no del Consejo Comarcal) desde hace seis años, cree que debo asumir responsabilidades por el declive de Villafranca en los últimos veinte, permítame dos puntualizaciones: primera, que soy Consejero de a pié y estoy en la oposición. Y segunda, que es el Gobierno comarcal quien debe responder ante los bercianos, también ante los villafranquinos, por su desastrosa gestión en el Consejo. Pero, en fin, si Ud. se empeña, pues también asumo mi parte de culpa por estar en la oposición. De ahí, a pedir un réquiem por Villafranca...pues no. ¡Ni de broma! Dueña de una madurez intensa, pletórica de dignidad y señorío, mantiene su talle y porte, esa belleza que atrapa a quienes la conocemos. Tiene todo lo que cualquiera de su edad y condición podría soñar (si acaso, un poco escasa de terreno público), y son legión los que rondan su ventana y suspiran por sus favores... Pero ahí donde la ve, grita usted. a los allegados, está muy mal por dentro: ha dicho el especialista, el de pago, que tiene fallo multiorgánico. Llamen, llamen al notario, al registrador y al sursuncorda, que ya hemos encargado el funeral; hemos invitado a los prohombres de la contorna, prestos a rendir homenaje por tan sensible pérdida, tenemos las flores, y hasta funerarios de gala para el entierro. Solo nos falta el réquiem. ¡Pues, no señor!. Yo me niego. Cierto es que el pueblo de Villafranca del Bierzo está apurando un mal trago, pero nada es irreversible y lo que menos necesita ahora es desánimo y profecías del Apocalipsis. Los villafranquinos ya lo saben, y actuarán en consecuencia.

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