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Publicado por
ALEJANDRO J. GARCÍA NISTAL
León

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COMO la Ponferradina ganó el domingo pasado, la semana parece que se presentaba como más llevadera, menos cuestarriba de lo habitual en todos los órdenes de la vida. Nada más alejado de la realidad. Un estrés silencioso, como si de un virus invisible se tratara o tratase, se está apoderando de todo el Bierzo en general y de los habitantes de Ponferrada en particular. Todavía nuestras sensibles retinas no acaban de acostumbrarse el fogonazo de luz y el color blanquecino del nuevo puente ponferradino; sí, ese, el que nos da un aire de metrópolis que para sí ya quisieran muchas capitales de provincia, y ya tenemos aquí los nuevos autobuses urbanos. Naranjito perdió el Mundial, pero ganó la batalla de la moda: colores favoritos del Barça, del PP postaznarino, de Antena3 TV, del freschbanking, telefonía Orange, etc. En el Consistorio suma y sigue. Inauguración que Diós te crió. Hechos y no palabras. Y las autovías a Orense y Oviedo que no llegan. Y el Ave lo verán nuestros hijos que no nosotros. Y las rebeliones locales a bordo prosiguen, esta vez en el PSOE de Carracedelo, por citar la última de tantas... Y los pequeños partidos aburriendo a la ciudadanía y rellenando las páginas de la actualidad informativa con ruedas de prensa convocadas hasta por la afiliación de un paisanín que pasaba despistado por allí. Pero lo que realmente importa al respetable es si van a tener unos días de vacaciones para irse o para disfrutar aquí de la Semana Santa de Pasión. El dinero ya saldrá de algún sitio. En el Bierzo las localidades se esfuerzan en crear una oferta religiosa, cultural y turística en torno a esta celebración que, seamos sinceros, milita en la misma división que la Deportiva. Loable y de agradecer son estos empeños que sólo redundan en el bien de todos. En este sentido destacan Ponferrada y Cacabelos por calidad y cantidad de su organización y su puesta en escena de unos años a esta parte. Bien por sus responsables que animan a la ciudadanía a participar. Y el ARI que no termina de adecentar la «milla antigua» de la Plaza del Ayuntamiento, Calle del Reloj, Plaza de la Encina hasta el Castillo Templario. Y Las Edades, corre que te corre. Y los niños apurando los exámenes trimestrales. Y las primeras alergias llenando los bolsillos de los laboratorios de las multinaciones. Y los mesoneros preparando azarosos la limonada. Limonada on the rock, off course.