Diario de León
Publicado por
JOSÉ A. ÁLVAREZ FIERRO
León

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¿ES UNA logia? ¿Un lobby? ¿Una multinacional? ¿El nuevo partido político del Padre Apeles? Bromas aparte, la APL es sencillamente la Asociación de Periodistas de León, que viene de presentar a los medios de comunicación su recién elegida Ejecutiva y el nuevo logo corporativo, y nunca mejor dicho en este gremio tan ávido de dicha cualidad. Todo quedaba, pues, entre periodistas, ¡qué peligro!, que dirían algunos, a pesar de que el verdadero peligro no se encuentra en el Periodismo en sí, sino en la forma de ejercerlo o hasta donde a uno le dejan o es capaz de llegar. Y es que a veces, los primeros en exigir al profesional la universitaria objetividad, no son precisamente los últimos en machacarle con maliciosas prácticas subjetivas o barriobajeras maniobras. Y como haberlas «haylas» en todas partes, también es a veces el propio periodista el que se entroniza y desde el pedestal al que una tentadora vanidad le ha aupado, se pone a impartir justicia, a repartir vítores y capones. Pero al margen de estas apreciaciones, de lo que realmente adolece este gremio periodístico es curiosamente de uno de los pilares básicos de cualquier profesión: la falta de conciencia colectiva, que a su vez desemboca en una falta de unidad y en la ausencia -rota muy excepcionalmente- de corporativismo. Sin duda el comenzar a recortar terreno a este respecto e ir inclinando la balanza hacia el lado opuesto, es un reto y ha de ser un fin de la APL. Ya va siendo hora de que el Periodismo y los periodistas empiecen a defenderse y a respetarse a sí mismos, y para ello no queda otra que empezar por defender y dignificar a la propia profesión. La práctica del Periodismo debe ser una más, como lo son la de la medicina, la abogacía, la arquitectura o la ingeniería -por citar algunas de las profesiones colegiadas con solera- y uno es consciente de que el camino hacia esa meta es, no sólo largo, sino también espinoso¿ pero algún día había que echarse la mochila a cuestas e iniciar esa peregrinación intramuros. Siempre ha sido ésta, la periodística, una profesión que se ha pasado la vida denunciando las lacras e injusticias sociales, y en cambio ha sido incapaz de atacar o rebelarse contra las suyas propias. Y como aquí no hay sindicatos que puedan advertir de las deficiencias y precariedades en el ejercicio profesional del periodista -que es un ciudadano más que también paga impuestos e hipoteca-, él mismo ha de empezar a defenderse. Suerte a la APL en su difícil pero ilusionante singladura y¿ APLear.

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