Ojalá estuvieras aquí
ALGO se muere en el alma cuando un amigo se va, y claro, una vez que se ha ido para siempre, es cuando viene aquello de «qué bellísima persona, honrada y trabajadora» y, si cuadra, nuestro querido amigo, que explora ya el 'otro' barrio, será objeto de homenajes y demás actos de alabanza in memoriam. Menos mal que últimamente quienes todavía circulan por 'este' barrio empiezan a darse cuenta, algo que sobre todo agradecen aquellos que simpatizan con el agnosticismo o el ateísmo, que no hay como reconocer a tus semejantes sus méritos cuando todavía están vivitos y coleando, para que, primero, sean testigos de ese reconocimiento, y en segundo término, ¡qué coño!, puedan compartirlo y disfrutarlo. Desde hace tiempo Luis del Olmo tiene su plaza en Ponferrada, y ahora ha sido otro berciano, Raúl Guerra Garrido, quien ha prestado su nombre y apellidos a una calle en la capital de la comarca. Ambos están muy vivos, trabajando en sus respectivos quehaceres periodísticos y literarios, y no ha sido necesario que se fueran a locutar o a escribir al más allá para que alguien se acordara de sus aportaciones en la vida terrenal. Son dos ejemplos, y a buen seguro que habrá y debe haber más. Ya el actual presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, Fernando González Urbaneja, incidía precisamente en esta cuestión durante su última asamblea: «Por favor, si tenéis a alguien a quien homenajear, no esperéis a que se muera, hacédselo en vida», insistía, con acierto, una y otra vez. Y hablando de homenajes¿ y de galardones, ante nosotros tenemos una nueva edición de la Semana de la Radio y de la Gala de los Premios Micrófono de Oro, que situará a Ponferrada en la cima de las ondas. Confiemos en que los cruces -¿o deberíamos decir choques?- entre frecuencias sean los menos, y tengamos y disfrutemos de esas cerca de 40 horas de radio en directo con una señal nítida, amena, cercana, que despierte el interés de la ciudadanía y la entretenga. No sé si será mucho confiar, pero eso es al menos lo que se merecen los ponferradinos y bercianos; un show montado desde las ondas y no entre ondeños. Decíamos al principio de estas líneas que nos acordamos y loamos a nuestros semejantes cuando ya no están entre nosotros, al igual que las lamentaciones y añoranzas arrecian cuando perdemos para siempre algo o a alguien que no hemos sabido valorar cuando lo teníamos a nuestro lado. Pero apartémonos de oscuros pensamientos y demos la bienvenida, con buena onda, a 'PonfeRadio 2007'.