La octogenaria Juana Ginzo habla de su experiencia vital en las ondas
La Guerra de Irak le alejó de los micrófonos, que no de la radio. Juana Ginzo, leyenda viva de las ondas que saltó a la fama en los años 50 con la popular radionovela Ama Rosa, empezó el día descubriendo una placa con su nombre en una calle de La Rosaleda y la terminó, no podía ser de otra forma en una locutora, hablando ante los micrófonos. Nacida en 1922 y con una larga trayectoria, Ginzo ofreció una conferencia en la Casa de la Cultura para contar sus experiencias en las ondas, pero ya durante la mañana había tenido tiempo de compartir algunas experiencias y de alabar a su maestro, Antonio González Calderón, siguiendo la estela de Orson Welles. «Inventó los sonidos de la radio», dijo de un pionero y una época en la que el ruido de una cascada era la cadena del retrete o se grababa el canto de los pájaros en el Valle de los Caídos. Hasta hace pocos años, Ginzo fue colaboradora del programa de Nieves Herrero, y ayer no se mordía la lengua al afirmar que abandonó el espacio porque no le dejaban decir no a la guerra. Algo que finalmente hizo desde los micrófonos de Radio Nacional. Con Ginzo, debía haber participado en la charla moderada por Luis del Olmo, la también homenajeada Matilde Conesa, quien no pudo asistir por la grave enfermedad de una hija.