Micrófonos

SON COHERENTES Del Olmo y Buenafuente desmarcándose del talante guerrillero de Jiménez Losantos, prácticamente de los diez mandamientos de Joseph Goebbels. A saber: repetir muchas veces una falsedad hasta que parezca verdad, individualizar al enemigo, hacerle cargar con los errores propios, endulzar la mentira hasta hacerla deseable, acusar en cascada sin tiempo de respuesta, manejar las verdades a medias, cubrir con un manto de silencio compartido razones ajenas, explotar el filón de la patriotería y los prejuicios tradicionales, arroparse en falsas unanimidades, fragmentar la información en compartimentos estancos. Estos diez mandamientos se resumen en la Ley de Romanones: al amigo el culo, al enemigo por el culo, a los demás la legislación vigente. Es lamentable que la cadena episcopal muestre escaso respeto por las tablas de la ley, en aras de ventajas materiales, sucumbiendo a las contradicciones entre fines y medios diagnosticadas por Weber. Algunos obispos se muestran molestos con esa política informativa, especialmente cuando azuza el enfrentamiento entre los españoles y la desconfianza hacia los inmigrantes, poniendo bajo sospecha a los pobres, los preferidos de Jesús de Nazaret. Su pensamiento minoritario asoma en algunos párrafos de las «Orientaciones morales ante la situación actual de España», muy distantes de la deriva mediática de Losantos: «la grandeza de la democracia consiste en facilitar la convivencia de personas y grupos con distintas maneras de entender las cosas en un clima de respeto y tolerancia, «no se puede comprender bien lo que estamos viviendo si no lo vemos en perspectiva de lo ocurrido a lo largo del siglo pasado», «cuando hablamos de las deficiencias de nuestra sociedad nos incluimos a nosotros mismos», «los inmigrantes necesitan especialmente la atención y la ayuda de los cristianos», o cuando finalmente apelan a «la consolidación de la tolerancia y la convivencia en libertad y justicia como fundamento imprescindible de la paz verdadera». Últimamente no se de qué platicar con algún viejo amigo y compañero retroalimentado con esa fuente de información unidireccional, gente de bien donde la haya, duramente castigados por un martilleo mañanero que les ensombrece la vida como se la amargaba su antecesora Encarna Sánchez a un taxista conocido que finalmente aceptó mi consejo de pasarse a la radio clásica, mucho se lo agradecería su úlcera duodenal. Ahora sufren incluso más porque alguno se ha pasado al Real Madrid, vade retro Catalunya.