A PonfeRadio me voy
A PonfeRadio me voy, en mi coche o en el de San Fernando, y a la Virgen de la Encina le voy a pedir que escampe y, al menos por unas horas, los rayos, truenos y centellas que última y no tan últimamente circulan por las ondas, no se abalancen este sábado sobre la gran «pecera» del Toralín y la buena onda reine entre quienes reciben, entregan, presentan y, sencillamente, asistirán a la gala de los Premios Micrófono de Oro. Profesionales del mundo de la Comunicación y el Periodismo serán centro de atención, contemplados como auténticas estrellas, especialmente cuando llegue su turno de subir y recoger el galardón: el micrófono de oro; pero sobre todo, el de la libertad de expresión, la cordialidad, el corporativismo, la solidaridad, la profesionalidad, la independencia e imparcialidad¿ y que en esta ocasión también sirva para devolver al Periodismo español al rol social que le corresponde, ya que, por desgracia, se ha «enrolado» en una dolorosa espiral de disfunciones, intereses y manipulaciones, con el contagio a su vez de un deleznable y pernicioso amarillismo, que hacen imperioso el regreso al nivel del rigor en la información y en la vigilancia y control del espacio público y sus poderes para cumplir con honor y honradez con esa vocación de servicio a la ciudadanía, la gran perjudicada del actual cuadrilátero periodístico y mediático. Protagonista será el profesional de los medios que este sábado recoja en la capital del Bierzo su micrófono, pero una vez finalizada la gala, el protagonismo ha de ser para la información y la opinión sobre los asuntos de actualidad que más interesan y/o preocupan a los ciudadanos. El periodista es un transmisor, no un visceral arengador ni un diplomático predicador, y todavía menos ha de embarcarse en constantes batallas dialécticas con sus colegas que desprestigian a la profesión. El Periodismo y los medios no están para eso, y los periodistas no son zapadores en una guerra al servicio de los poderes institucionales y/o los llamados fácticos. Si de alguien han de estar al servicio, ha de ser del pueblo. Y después de haber espetado estas reflexiones, a nuestra Patrona le voy a pedir que el sábado no llueva, que nuestros pimientos, lejos de sercarse, sean degustados con pasión por nuestros huéspedes, y que Ponferrada, El Bierzo y sus gentes sigan en la buena onda, en la onda berciana de la concordia, la amistad, el saber estar y la lucha conjunta. Y ésto suena bien en frecuencia modulada, onda corta o en digital.