Bierzo y Cultura
EL MAPA cultural del Bierzo es precario y pequeño. Aunque los políticos digan lo contrario e incluso afirmen que su primera preocupación es la cultura. No parece tal. Además, ellos saben que en el Bierzo la cultura no da votos, ni los quita. Saben que en la comarca, en general, la cultura importa poco a la gente. Salvo a esas pequeñas élites que acuden a los espectáculos teatrales o musicales del Bérgidum. O a los que compran libros. En el Bierzo lo que gusta es disfrazarse de señores del siglo XIV. Aunque la inmensa mayoría de esos disfrazados no tenga ni remota idea de cómo era aquel siglo, ni de qué cosas sucedían por entonces en este hermoso valle del reino de León. En el Bierzo la cultura solo suena cuando es mero adorno de la francachela. Los ejemplos abruman. Y no dejan de crecer. Se confunde lo meramente social con lo cultural. Y la lectura de libros debe andar al nivel de la humilde Bolivia. O del Sahel africano. Y una comunidad que no lee libros es una comunidad irrelevante. Mundo de presunciones y gregarismos. De zampar e invertir. La cultura es indagación, es originalidad, es transgresión. Dudar de todo, experimentar. Y, desde luego, conocer lo que otros han hecho en ese camino imprescindible. La cultura es finura, fuerza, encanto. El modo más humano de estar en este mundo. El más cabal. El más feliz también, probablemente. El más lúcido. Y aunque cada cual es responsable de su trato con los bienes culturales, los políticos deben favorecer esa revelación. Más importante aún que las inversiones en carreteras o los gastos en grandes sucesos festivos. Aunque compatibles, desde luego. En el Bierzo hay mucho por hacer. Muchísimo para homologar a esta comarca, en lo cultural, con su realidad económica y demográfica. Y no me escondo, concreto una idea. Entiendo que debería crearse un Consorcio Cultural del Bierzo. Una entidad de la que formarían parte la Diputación, la Junta de Castilla y León, el Consejo del Bierzo, el Ayuntamiento de Ponferrada -a través de su recién creada Fundación Cultural- y también alguna entidad privada, como el Instituto de Estudios Bercianos, Endesa, Caja España... Un ente con personalidad jurídica propia que dinamizara y ordenara todo lo que existe ahora y lo que debería ser puesto en marcha, que no es poco. Con imaginación, con rigor, con talento. ¿Soy un iluso? Probablemente. Pero prefiero serlo a resignarme a que en el Bierzo la cultura, exceptuando unas pocas actividades escénicas y museísticas, sea un mero apéndice de las cuestiones gastronómicas.