Los expertos apuestan por el patrimonio industrial del Bierzo como motor turístico Reunión internacional en el campus berciano

Acabado su ciclo productivo debido a la recesión, el patrimonio industrial del Bierzo todavía puede prestar un servicio económico a la comarca como motor de desarrollo turístico si se pone en valor. Así lo entienden los expertos internacionales que ayer participaron en la reunión sobre Patrimonio Industrial, Paisaje y Medio Ambiente convocada en Ponferrada por la Fundación Ciudad de la Energía. «Otros territorios lo han pasado peor y han salido», afirmó el presidente de Ticcih, organismo internacional que vela por la conservación del patrimonio industrial, el español Miguel Ángel Areces, uno de los coordinadores de unas jornadas que tienen continuidad hoy y que han traído a Ponferrada a expertos alemanes e italianos para hablar de cómo en la cuenca del Rhür y en Pescara «la memoria del trabajo» y las señas de identidad del pasado industrial han servido para superar la recesión económica. Y existen otros ejemplos que se han estado contrastando durante la jornada celebrada en el campus, Areces recordó que en el Reino Unido había un millón de mineros hace cuarenta años, y hoy sólo quedan tres mil, y en Francia o Bélgica, la minería ya no existe como actividad económica. Recuperar las ruinas de instalaciones como la antigua térmica de la MSP, donde se proyecta el Museo Nacional de la Energía, y ponerlas en relación con el paisaje natural del Bierzo y con itinerarios culturales como el Camino de Santiago, o con ejes como el antiguo ferrocarril minero, es la solución para estructuras que hasta hace poco eran una carga para las empresas propietarias. «Se trata de hacer de la necesidad virtud», resaltó Areces. La reunión sobre Patrimonio Industrial, Paisaje y Medio Ambiente organizada por la Fundación Ciudad de la Energía trajo a expertos alemanes, italianos y españoles al campus de Ponferrada y hoy tendrá continuidad con una visita a las centrales térmicas que todavía existen en Ponferrada y a instalaciones mineras en Fabero y Villablino. Todos coinciden en que el patrimonio industrial todavía puede prestar un servicio a la comunidad a más largo plazo como motor turístico, frente a empresas que en un mundo «competitivo y cruel» «nacen, crecen y desaparecen» con rapidez.