Diario de León
Publicado por
JOSÉ A. ÁLVAREZ DE PAZ
León

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ME COMENTABA días atrás el alcalde de un municipio berciano, hablando de las elecciones, que políticos y periodistas nos movemos, a la hora de percibir los entresijos de la campaña, en un medio bien distinto al de la mayor parte de la ciudadanía. Sería, para ejemplificarlo, como un partido de fútbol, en el que los que están sobre el césped, entrenador y jugadores, ven y leen el juego de una manera, mientras el público en la grada lo hace de otra. La verdad que a este alcalde razón no le falta, pues el periodista convive con el político a lo largo de todo el mandato y sabe más o menos lo que se «cuece», cayendo no pocas veces en el error de pensar que sus, en unos casos objetivas y en otros subjetivas percepciones, se hayan también instaladas en la ciudadanía. Y es que si el periodista tiene que andar pendiente del político como parte de su trabajo, no así el resto de la comunidad, que, no sin por ello dejar de interesarse acerca de cómo se gestionan sus impuestos, bastante tiene con atender los avatares de su vida cotidiana. Toda esta reflexión me conduce al pensamiento de que el buen y hábil político debe saber navegar en estos dos tipos de aguas, adaptando su registro cuando sea necesario y, lo más importante, ser precisamente consciente de que los toros no se ven igual desde la arena que desde la barrera o el graderío. A su vez, los periodistas debemos tener en cuenta que la información se elabora, no para el gremio político y periodístico, sino para la ciudadanía en general, entre la que se encuentran los unos y los otros. Y a todo ésto¿ ¡que ya estamos en fin de campaña!, y los candidatos apuran sus últimos actos electorales con el ánimo de arañar algún voto, especialmente de la urna de los indecisos. Hay que felicitarse en líneas generales -toquemos madera, pues cuando salga publicado este artículo quedarán todavía horas antes del cierre de campaña- por el hecho de que hemos asistido en El Bierzo, en contra de lo que sobre todo en algún municipio se vaticinaba, a una campaña bastante tranquila, sin sobresaltos, en la que unos se han percatado más que otros de que los verdadederos protagonistas de esta historia, hartos del empeño de algunos en encauzar la política por una senda de caos y destrucción, lo que realmente anhelan es poder escuchar propuestas; sensatas, claro, no que rayen en la fábula o la burla al intelecto. No debemos olvidar en cualquier caso, como yo le decía a su vez a este alcalde berciano, que el mejor o peor aval con el que un político concurre a unas elecciones es, sencilla y llanamente, su gestión.

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