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Publicado por
CÉSAR GAVELA
León

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DESDE hace un cuarto de siglo paso muchas veces al año junto al estadio de Castalia. Viniendo desde el norte de Benicàssim; volviendo. Castalia es un estadio que por fuera parece pequeño, porque está excavado en parte. Es un campo mediano y coqueto, antaño rodeado de huertos y de lujuria; y allí descendió el domingo la Deportiva. Yo estaba cerca pero no fui. ¡Con lo que había previsto mi presencia en la grada, hace tantos meses, al saber el calendario...! Imaginaba, incluso, que para esa fecha la Deportiva estaría salvada, y que sería una gran fiesta de bercianos el lance, esos bercianos que viven en la más pequeña provincia valenciana. Que trabajan en la refinería de Castellón o en las azulejeras; que dan clases en la universidad o que tienen negocios de hostelería. Uno de ellos, por cierto, organiza fiestas con botillos y con llantos de mucha bercianería. No fui por causas muy serias, inesperadas. Tampoco lo lamenté demasiado porque sabía que a la tarde los blanquiazules iban a bajar. Fin de fiesta, pero no motivo de mayor tristeza. Fin de una temporada donde se sufrió demasiado y a la postre sin recompensa. Pero ninguna protesta, no. Porque fue muy meritorio lo que hicieron todos: el presidente, el entrenador, el club, los jugadores. Se hizo lo que se pudo, se navegó por la tierra del sueño. Con poco dinero: el que había. Con menor presencia en los medios estatales de lo que imaginábamos porque el peso del club es muy pequeño. Pero ahora es posible volver, más posible que nunca. Ahí está el Alicante, que el año pasado sufrió un disgusto descomunal a domicilio a costa de la Ponferradina y que ahora está de nuevo en la pista de salida. Ojalá suba. Será acicate para el ascenso nuevo y nuestro. Hay que luchar; hay que persistir; hay que soñar de nuevo. Y el próximo domingo será el momento de decir ¡Gracias, Deportiva! Y de pensar en otras cosas, también. Compatibles con el fútbol, sin duda. Porque el descanso lo necesitamos todos. Y porque la Deportiva volverá a los difíciles estadios de la categoría de plata. Cuanto antes, mejor. De momento, a disfrutar de Las Edades de la programación que se anuncia. A disfrutar del verano y de los amigos. A disfrutar de estar vivos y también de otras humildes alegrías del deporte. En lo que a mí me atañe, tengo dos: el ascenso del Baloncesto León a la ACB y la prodigiosa salvación del Levante, un equipo que parece clandestino, pero que está en Primera. Hay que consolarse y esperar otro premio: en septiembre sale un nuevo libro de cuentos de Antonio Pereira.

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