Diario de León

Viloria se despide en el Camino

La capilla del Carmen, en la entrada de la Ruta Jacobea en Ponferrada, acoge el sepelio por el pintor de Torre del Bierzo, referente de la pintura abstracta y «peregrino de la vida»

El alcalde, centro, y su esposa, acudieron al funeral

El alcalde, centro, y su esposa, acudieron al funeral

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

Bajo la bóveda del Camino de Santiago, con los trazos de color del fresco que recrean las etapas de la Ruta Jacobea sobre el crucero de la ermita del Carmen, Ponferrada despidió ayer al pintor Andrés Viloria en un emotivo funeral que dejó pequeño el templo situado a pocos metros del albergue de peregrinos. El lugar elegido para despedir al pintor de Torre del Bierzo, -fallecido el domingo a los 89 años de edad dejando una obra de vanguardia que ha llevado sus cuadros hasta el Museo Reina Sofía de arte contemporáneo- lo dice todo de artista y del ser humano que fue Andrés Viloria, y así lo entendió el rector de la Basílica de La Encina, Antolín de Cela, cuando lo definió como «un franciscano de la paz» y «un peregrino de la vida», al oficiar su funeral. «Arañó las tablas, las maderas, recreó un universo y no se olvidó nunca de Dios», dijo De Cela del pintor, convencido de que de su fe «emanaba toda la fuerza de su personalidad y toda la fuerza de su arte». Quienes asistieron ayer al sepelio para acompañar a familiares y amigos del artista resaltaron su calidad humana tanto como la calidad de arte, que le sitió en la vanguardia del arte viniendo de una tierra donde los pintores no suelen atreverse a transitar por los terrenos de la abstracción. «A Viloria le gustaba arriesgar y la abstracción es algo arriesgado, que no encaja muy bien en el gusto popular», reconoció de Viloria la presidenta del Instituto de Estudios Bercianos (IEB), Mar Palacio, alabando la valentía del artista. El IEB publicará en breve el volumen con la crítica de su obra que realizó Javier Hernando con motivo de las jornadas sobre Viloria que organizó la institución cultural en el año 2003. A pesar de ser «un referente de modernidad en un páramo», como han definido a Viloria, el presidente de la Asociación de Pintores del Bierzo, -que en el 2002 entregó su medalla de oro al artista- Lupicinio Hernández, se consolaba recordando que en los últimos años, el artista que sólo presumía de su colección de amigos había comenzado a recibir «los honores que merecía». «Se nos ha ido el ídolo de los pintores del Bierzo», decía Hernández a las puertas del Carmen. No faltó al sepelio el alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco -«hemos perdido una de las grandes figuras del arte de resonancia nacional (...) una gran persona, una persona buena, enamorada de Ponferrada y de todo el Bierzo», dijo de un artista que pintaba en su estudio del Rañadero con el río Sil a su espalda- ni el director regional de Protección Civil, Luis Aznar -«se ha perdido un grandísimo artista y una grandísima persona», aseguró, honrado de haber sido su amigo- o el delegado de la Junta en León, Eduardo Fernández, agradecido porque Viloria «ha contribuido a hacer la vida de todos mejor». También asistieron ediles socialistas como Ángela Marqués, la directora del Conservatorio, María José Cordero, entre otros. «Que los hombres guarden su memoria», decía Antolín de Cela durante el sepelio, previo al entierro en el cementerio de Montearenas y después de rememorar como en su día el pintor se involucró sin estridencias y en «una guerra sin armas» para salvar la ermita de San Antonio de la amenaza de derribo.

tracking