Diario de León
Publicado por
ALEJANDRO J. GARCÍA NISTAL
León

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POCOS tan convencidos como el que escribe sobre el acierto y el éxito que supone contar con una edición de Las Edades del Hombre en Ponferrada. Sin embargo, según van pasando las semanas, paralelamente a la contundencia de las cifras de visitantes, de los euros en cash y de la proyección espirirutal y artísitica del Bierzo, también se evidencian los errores a pulir. En la muestra en sí, falta más material informatico y didáctico, bien sea gratuito, bien de pago. Hacen falta libritos y guías de cuidada elaboración, además de otros soportes técnicos, para todo aquél que quiera llevarlo como recuerdo. Lo que hay es excaso y de poca calidad. En las sedes y su entorno, el tiempo a todas luces se les ha echado encima a la organización y diversas administraciones implicadas. El Castillo por fuera da peor imagen e impresión de lo que realmente se ha hecho y de cómo va a quedar. Falta, cómo decirlo, una mano estética entre montones de tierra, herramientas y algún que otro detalle decorativo como jardinería e iluminación. Pero lo anterior, si bien son detalles banales, lo cierto es que hay dos de verdadero fallo, error. Uno, la situación de las fachadas de la «milla histórica» de la ciudad; admitámoslo, a medio adecentar. Y dos, la profesionalidad hostelera. Son ya los muchos casos que a los oidos llegan de quien quiere escuchar sin resentimiento ni deseo de hacer daño, todo lo contrario. Incluso algunos «locales» lo hemos sufrido. Ir a cenar con invitados en restaurantes de la Plaza del Ayuntamiento es una aventura. Bien por el éxito de público, pero que te digan diez minutos y sean sesenta no está bien, que te manden a la mierda (literal) cuando cansados los esperantes desesperados se van a otro establecimiento tampoco está bien. Para colmo la siguiente terraza escogida está sucia, con poco personal que discute entre sí por dilucidar a quién le toca servir, si dentro o fuera. Al final mi amigo coge de dentro unas cartas, con una servilleta hace la nota para toda la tropa y le espeta: «si me das un paño, os retiro el servicio anterior yo». En fin, risas y buen humor. Pero esto mismo ha sucedido casi cada noche, más en fin de semana, a visitantes y ponferradinos. Falta mucha profesionalidad. Mucha. «Para qué quiero más gente empleada, para cuatro días de terraza», me suelta un «pizzero». Otro: «No abro al mediodía, no sea que también se me llene como la tarde esto de guiris». Así, evidentemente, no. Por si acaso, yo ya ceno en Molina, Los Barrios, Dehesas...

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