Las últimas horas de los templarios
El mercado, los talleres infantiles y los bailes medievales pusieron ayer el broche final a cuatro intensos días de Noche Templaria, que cada año gana más seguidores La Buena Vida y Las
Uno de los pecadores condenados por la Santa Inquisición
La noche templaria llegó ayer a su fin, los caballeros templarios y doncellas medievales devolvieron sus ropajes a los baúles, donde permanecerán otros doce meses hasta que su deber anual de protección del Arca de la Alianza y el Santo Grial les obligue a sacarlos de nuevo. En la última jornada, después de cuatro días intensos de actividades, talleres y degustaciones gastronómicas, muchos lugareños y forasteros aprovecharon el día de asueto para hacer las compras de última hora en el mercado medieval y ver las diversas actuaciones que amenizan las mañanas y tardes de la plaza del Ayuntamiento y sus aledaños. Tras la resaca del desfile de los templarios, que movilizó a centenares de personas al puente de hierro que da nombre a la capital berciana para contemplar la procesión de corceles y caballeros para devolver a la fortaleza sus dos objetos sagrados, el mercado medieval volvió a ser el epicentro de la fiesta templaria. Entre fragancias, bisutería de cota de malla, hierbas medicinales, piezas artesanales y un sin fin de objetos curiosos, actores y artistas dieron vida a un tribunal de la Inquisición que trasladó a la plaza berciana muchos siglos atrás para contemplar la tortura y ejecución de brujas y pecadores. Estos se abrieron paso entre malabaristas y domadores de aves rapaces. No faltó, como cada día de esta edición de la Noche Templaria, la degustación gastronómica de empanada de bacalao, brocheta de pollo y pimientos y montadito de lomo, ni los talleres infantiles en la plaza de la Encina. El broche lo pusieron los bailes medievales que pusieron en movimiento a todas las personas que pasaron por la plaza de Tierno Galván.