Aprender de la experiencia del arte

La convivencia artística que por segundo año consecutivo reúne a un grupo de creadores en Lombillo llega hoy a su fin después de casi una semana de intercambio de experiencias y trabajo conjunto. «Todo un éxito», apuntó el mentor de esta iniciativa, el pintor Luis Gómez Domingo, que pone su estudio y su casa a disposición de estos pintores, fotógrafos y artistas de nuevas tendencias, que este año se han sumado a la esta «experiencia vital». Caminar ayer por los jardines de la casa del pintor era pasear por un museo vivo y cambiante, un espacio el olor de las pinturas se mezcla con el del césped y las flores, mientras los pintores eligen un rincón donde esperar a sus «musas» para dar vida al lienzo que preside la pintura de caballete. Pero en la convivencia artística de este año el arte pictórico comparte protagonismo con las nuevas tendencias, desde la fotografía, al video, pasando por la performance o la intervención en el paisaje, gracias a la colaboración de la directora de la galería Dosmilvacas.arte, Remedios Carrera, que ha sumado a la convivencia de Lombillo a artistas como Elena Gaztelumendi, Roberto Sanz, Federico Segura o Igor Lugris. De la mano de estos creadores y su intervención en el medio, las piedras se convirtieron en diferentes esculturas-poemas repartidas por los rincones del jardín. «O que podo imaginar nom preciso velo», rezaba uno de ellos. Uno de los árboles sirvió para crear un móvil, bolsas de plástico en cuyo interior había diversos elementos -almendras, flores, cardos,...- colgadas de sus ramas y que se mueven penduleantes por la acción del viento. Pero una de las experiencias más intensas de esta convivencia fue la creación de un happening en el que participaron los trece artistas, incluido Gómez Domingo. En el jardín, se dibujó un círculo con 13 hoguera, una por artista. En las hogueras se depositaron plantas aromáticas para perfumar el ambiente y, antes, debajo de cada hoguera se plantaron semillas, que crecerán y que marcarán ese círculo siempre. «Es darle duración y continuidad a la obra en el tiempo», explicó Gómez Domingo, quien considera que esta convivencia tiene que durar más días porque «cuando la gente comienza a entrar en esta dinámica, en esta conexión, es cuando se tienen que ir». Para este pintor lo más importante «es la relación humana tan estrecha que se establece entre los artistas y que hace ha logrado romper las barreras entre las disciplinas artísticas clásicas y las nuevas tendencias».