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Publicado por
MARÍA AÑÍBARRO
León

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COMO DICE el refrán, la cabra tira al monte, y en mi caso a las viñas. No puedo vivir mucho tiempo sin estar en contacto con el mundillo, hasta en vacaciones me supone un gran esfuerzo la desconexión total. Este año, tras el acercamiento al Douro en julio, decidí intentarlo con la Toscana. Con la excusa de visitar Roma y Florencia, me planté en Toscana. Pese al calor y a la monótona comida, sobreviví al viaje y pude aprender algo más de este país y de sus vinos. Si por algo se ha hecho famosa en todo el mundo la Toscana en particular y los vinos italianos en general, es por dos cosas: la cocina italiana y la película Mondovino, en la que aparece el primer gran productor de los vinos modernos toscanos, Piero Antinori, que se dio a conocer gracias el acuñamiento de los vinos supertoscanos. Esta nueva categoría surgió gracias a la revitalización la variedad Sangiovese y a un nuevo concepto de elaboración más afrancesado. En la zona, la mayoría de las grandes bodegas están unidas a empresas americanas, bien sean bodegas, empresas de distribución o familias. El concepto de bodega es cercano al de chateau francés, perteneciente a una familia, rodeado de viñas e instalaciones que ofrecen todo tipo de servicios a los visitantes, alojamiento, restaurante, tienda y sala de catas. Debido a la gran afluencia de público, las bodegas están altamente profesionalizadas y organizadas, para dar respuesta a cualquier visita. La arquitectura de las bodegas era muy interesante, en su mayoría impresionantes castillos medievales o grandes haciendas, pero el paisaje de los viñedos lo era aún más. Perfectas hileras de viñedos en espaldera sobre suelos pobres, arenosos calcáreos en su mayoría y con trozos sueltos de piedras surgidas de la compresión de otros materiales. Incluso suelos volcánicos, como es el caso de algunos de los viñedos que posee la bodega familiar Castello Banfi, propiedad que conocí gracias a la amabilidad de su relaciones públicas, Yoshiaki Miyajima, que me proporcionó una visión inmejorable de la viticultura y los vinos de la zona. Castello Banfi es una de las bodegas pioneras en la zona de Montalcino, poseen casi tres mil hectáreas de viñedo. A pesar de la enorme cantidad de botellas que producen, sus Banfi tienen una personalidad muy marcada, muestran el inconfundible sello del terreno y la nobleza de la Sangiovese, especialmente su Poggio Alle Mura y Poggio All'Oro , Brunello di Montalcino, los cuales me dejaron gratamente impresionada.

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