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El paso del tiempo ha desatado las especulaciones, pero nadie arroja luz sobre todo lo sucedido

El misterio rodea un año después a la turista desaparecida en Médulas

La investigación ha seguido diversos cauces, pero no se ha logrado ni una sola pista fiable

Publicado por
Manuel Félix - ponferrada
Ponferrada

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Ninguna pista, ningún rastro, ningún objeto y un gran misterio. Eso es todo lo que sigue rodeando más de un año después el caso de la turista alemana que desapareció en Las Médulas. La mujer, Edda Schneider, que cuando sucedió todo tenía 63 años, llegó con su marido, Burkard Schneider, al paraje arqueológico, a las inmediaciones del lago Sumido. Su esposo relató de aquella, en exclusiva a este diario, que la dejó sentada en una piedra mientras él se daba una vuelta por el lago y tomaba fotos de la zona, y cuando regresó al punto de origen, ya no vio a Edda por ningún sitio. Un pastor, Roque Ramos, que se estaba bañando con su perro Moro en el lago, fue el primero al que el alemán acudió en busca de ayuda para encontrar a su señora. Sin embargo, nada de nada. Al día siguiente se movilizó un gran dispositivo de la Guardia Civil, con la llegada incluso de un equipo de buceadores que removieron los fondos del lago de un lado a otro. Se organizaron patrullas con los vecinos de la zona. Las motos de los guardias del Seprona rastrearon caminos, vaguadas y montes, y desde lo alto, helicópteros de la Guardia Civil peinaron palmo a palmo toda la zona. Incluso se amplió la búsqueda por municipios próximos a Carucedo, los de Puente de Domingo Flórez, Borrenes y Priaranza del Bierzo. Pero nada. El resultado de búsqueda siempre fue el mismo. Ni una sola pista que condujera al paradero de la mujer. Ni una prenda, ni un objeto suyo que pudiera dar pie a una hipótesis por muy remota que fuera. Nada de nada. Y así, en esa nada, sigue inmersa la historia. Procedentes de Ponferrada El súbdito alemán había llegado con Edda a las Médulas en su autocaravana. El día anterior al suceso habían estado en Ponferrada y prueba de ello son las fotos que el propio Burkard hizo a su esposa en la plaza de La Encina, y que cedió a este diario para su publicación. Al llegar a la entrada del pueblo de Médulas, cerca del aula arqueológica, aparcaron la autocaravana y fueron a pie hasta el lago Sumido. El pastor fue el único que vio llegar al lago a Burkard con una mujer, que presupone era su esposa, aunque no cruzó palabra con ella porque la vio de lejos. La Guardia Civil ha realizado una minuciosa investigación desde el primer momento, pero ningún dato es concluyente. De esta forma, el caso de Edda Schneider, aunque sigue «fresco y vivo» para los investigadores, ha pasado a engrosar la larga lista de desaparecidos. El paso del tiempo, y precisamente la falta de pistas, han desatado muchas especulaciones sobre lo que le sucedió a la turista alemana. Pero nadie arroja luz sobre lo ocurrido.

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