Algunos críticos no se ven con fuerza suficiente para mantener un pulso

La reunión que los críticos del PSOE ponferradino celebraron 24 horas antes de la asamblea de ayer sirvió para constatar que los descontentos no tienen todavía la suficiente fuerza como plantearle un pulso a Ricardo González Saavedra en la agrupación. Al menos, esa fue la sensación con la que concluyó un encuentro calificado por el propio Saavedra como «una deslealtad», y que llevó a que algunas de las voces más críticas no asistieran anoche a una asamblea en la que discrepar no iba a servir de nada. «No podemos hacer nada», manifestó a este periódico el ex secretario general de la agrupación Wenceslao Orallo, que a diferencia de otros militantes no tuvo inconveniente en manifestar públicamente su descontento. Orallo considera que la crisis del partido comenzó con el abortado proceso de elecciones primarias «interrumpido por Villalba», afirmó en referencia al actual secretario regional de los socialistas, y que la «imposición» de Saavedra «frenó la necesidad de renovación del partido», que acumula 16 años en la oposición. El ex responsable de los socialistas ponferradinos considera incluso que «quien dirige hoy (la agrupación) es el alcalde de Ponferrada», afirmó aludiendo a una supuesta connivencia entre Saavedra y el equipo de gobierno. Orallo no teme que sus palabras puedan causarle problemas disciplinarios en el PSOE. «Me da igual que me expulsen del PSOE. Si lo hacen, este no sería el PSOE que quiero», afirmó, convencido de que la agrupación necesita «una limpieza» y nuevos rostros que asuman la responsabilidad. «Yo no quiero nada para mí».