¿Está tutto?
ENTRE EL morro que le echan unos y la atrofia de los otros, en El Bierzo no es que empecemos a, sino que estamos ya bien hartos de que determinados políticos, más que acordarse de, directamente no tienen el más mínimo escrúpulo en utilizar la «cuestión berciana» para, por un lado, tratar de sacar algún rédito electoral, y de paso, cargarle el mochuelo a su contrincante. Y claro, no cuela. Es audito, pero cuando menos sorprendente, estar asistiendo a la escena «psoesca» de las enmiendas al Estatuto o del Esta... te quieto y no te muevas «ppesco». Los socialistas daban hace unos meses, junto al PP, su total apoyo al nuevo texto en las Cortes, y ahora van y plantean dos enmiendas para que la pluralidad regional de Castilla y León y el reconocimiento histórico e institucional de la Comarca de El Bierzo queden reflejados en el preámbulo y articulado, respectivamente. ¿Por qué ahora estas enmiendas, cuando los papeles están ya en Madrid, y no antes, cuando todavía no habían salido de Valladolid? ¿Acaso es una artimaña del PSOE para, por un lado, quedar a bien con sus socios leonesistas en el Ayuntamiento de León quitándoles al tiempo algún voto, y por otro mostrarse ante la opinión pública como los únicos que se han atrevido a tocar la cuestión de la birregionalidad sin descuidar la «cuestión berciana», siendo así el PP el que quede como malo de la película? Pues que sepan ustedes que aquí no hay ni buenos, ni feos; y malos... los dos. No vale, por tanto, el calentón multirregional de última hora del PSCyL, ni tampoco la gélida e inamovible postura del sentimiento -artificial- en torno a una autonomía única que, más que defender, contrapone el PPCyL. Sin entrar a valorar por dónde tiene que entrar la tijera, hay una cuestión, que no es la castellana, ni la leonesa, ni la berciana, y que el paso del tiempo está revelando de una forma cada vez más diáfana: esta Comunidad Autónoma es demasiado grande. Y, queridas señorías, el tema es lo suficientemente serio como para no andar tocando las narices y perdiendo el tiempo con jueguecitos léxicos o con frases inútiles del tipo «me siento muy castellano, muy leonés y muy berciano». Si por sentir, se puede sentir usted hasta selenita. No por mucho madrugar, amanece más temprano. No por mucho Villalar, uno se siente más castellano. Y más que de sentimientos, dialectos, tradiciones e historia, algún día habrá que empezar a hablar de números, de lo que supondría en términos empíricos una reconfiguración territorial de esta larga y ancha Comunidad.