La planta de desulfuración
LA BUENA NOTICIA para toda la comarca es que Endesa ha empezado a cumplir el compromiso adquirido con el Bierzo, aquella promesa relacionada con la defensa del medio ambiente y el desarrollo sostenible, al iniciar esta semana los trabajos para la conexión de la desulfuración en los grupos 4 y 5 ( en los grupos 3 y 2 ya está operativa). La nueva planta viene acompañada de un importante despliegue laboral en la zona, unos novecientos trabajadores y la aplicación de tecnologías muy caras que reducirán los humos de combustión en más del 90%, evitando de forma significativa las emisiones derivadas del azufre causantes de la lluvia ácida, al tiempo que se recuperan las cenizas para usos industriales. Eso no quiere decir que todos los problemas estén resueltos con tan importante medida, pues quedan pendientes los derivados de la combustión del cok, el último subproducto en el proceso de la destilación del petróleo, que resulta casi inevitable cuando se queman carbones de escombreras de baja calidad como se está haciendo aquí con el pretexto de que así se acaba con las heridas medioambientales. El cok arde bien, pero libera elementos pesados como el mercurio y el plomo, aunque sea en una mínima proporción, muy dañinos para la salud humana. Son cosas que pasan en ese peculiar mercado del cok en mar abierto, con alto contenido en azufre, muy barato comparado incluso con el mismo cok de no tan baja calidad. Si ahora añadimos que la solución consiste en controlar e intervenir ese mercado, ya que no deberíamos confundir un mercado con una tómbola, desataríamos una sonrisa de suficiencia en la cara del que sabe. Podría decirme que lo eficiente es cambiar la mala educación de la ciudadanía y empezar a creer en un mundo nuevo y mejor, diferente, renunciado el derroque energético que compromete la pervivencia de las generaciones venideras. Yo, por poner un ejemplo, acabo de trasladarme hasta las proximidades de mi ordenador en un coche que pesa dos mil kilos, enorme desmesura y despilfarro de energía si se tiene en cuenta que mi peso es de menos de 70 kilos. Lo que significa que estoy contribuyendo al aumento de la desertización en África sin ir más lejos. Quedémonos pues con lo positivo de la noticia comarcal y empecemos a pensar en ahorrar energía a la espera de que además de bicicletas y guardias urbanos en calzón corto, haya también algún carril bici para evitar lo inevitable.