Diario de León

| Entrevista | Emilio Silva |

«El espíritu de la Transición dejó a mi abuelo en una cuneta»

El fundador de la asociación nacida tras la exhumación de los Trece de Priaranza descarta que el PP pueda prescindir de la Ley de la Memoria Histórica si recuperara el poder

Emilio Silva, ante un monumento a los caídos republicanos del Bierzo

Emilio Silva, ante un monumento a los caídos republicanos del Bierzo

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Carlos Fidalgo - ponferrada
Ponferrada

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Siete años después de sacar a su abuelo de una cuneta en Priaranza del Bierzo junto con otros doce paseados y dar comienzo a la andadura de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), el periodista Emilio Silva asiste expectante al final de la larga gestación de la ley que debiera servir para cerrar las últimas heridas de la Guerra Civil y financiar la exhumación de fosas. «En la posguerra se hizo con dinero de todos los españoles, de los que ganaron y los que perdieron», dice, satisfecho porque «parece que por fin el Estado va a asumirlo». -Sin el consenso del PP, no teme que la Ley de la Memoria Histórica pueda ser derogada en un futuro. -No lo sabemos, pero tampoco creo que sea una ley tan contundente como para que el Partido Popular la derogue. No creo que tenga nada de inconstitucional ni el PP ninguna forma de derogarla. Es una ley bastante blanda para la cantidad de damnificados y reclamaciones que se hacen o que habría que hacer, como ha sucedido en países como Alemania, donde hubo empresas privadas que utilizaron a presos políticos y los han indemnizado y se ha reconocido públicamente que no estuvo bien hecho. Estamos hablando de asuntos de derechos humanos. No creo que haya nada ilegal o derogable. Hubo otras leyes como la del Gobierno de Felipe González que le dio la nacionalidad española a los brigadistas internacionales, o las indemnizaciones que se dieron a presos políticos en el año 90 que cuando el PP gobernó, no tomó ninguna medida para derogarlas. Tampoco creo que el PP vaya a recuperar los símbolos franquistas o a reponer una estatua de Franco en Madrid si gobernara. La ley satisface a colectivos que no habían tenido ninguna reparación y si el discurso del PP es que esto debe ser para todos, realmente ha sido para todos. En los boletines oficiales del Estado de la posguerra queda reflejado que el Gobierno franquista llevó a cabo exhumaciones y el 80 por ciento de puestos en la administración pública que quedaron vacantes durante la guerra fueron para familiares de muertos del bando franquista, mutilados de guerra y ex combatientes. El problema es que en este país, como no se conoce la historia, se desconoce que Franco hizo muchísima política en la posguerra para arreglar esto. Cuando alguien nos dice que hay que hacerlo con los dos bandos, hay que recordarle que ya hay un bando que tuvo todo tipo de reparaciones. Por eso no veo viable que esta ley pueda ser derogada. -Qué le respondería a quienes argumentan que la ley deja en entredicho al periodo de la Transición. - La ley no deja en entredicho la Transición. La Transición pudo resolver algunas cosas y hubo algunas otras que debería haber hecho y no hizo. La Transición, por decirlo así, dejó a mi abuelo en una cuneta, y no debería estar ahí ni él ni nadie. Dejó unas tareas pendientes y cuando una democracia tiene más recorrido y es más madura, tiene que afrontarlas. Son deudas que tenía pendientes y que en un momento dado no se pudieron saldar, pero ahora hay que repararlas. Cuando oigo eso del espíritu de la Transición, no entiendo en concreto que es. Si el espíritu de la Transición es que haya miles de españoles que fueron recuperados después de la guerra de las cunetas por el Franquismo, algo que excluía a los republicanos, como el caso de mi familia, si el Franquismo es que haya gente que por sus ideas políticas no haya tenido ninguna reparación y el espíritu de la Transición es no repararlos, evidentemente, está ley iría contra el espíritu de la Transición. Aquella fue una situación política muy determinada, donde las élites franquistas trabajaban para conservar sus privilegios a partir de una victoria militar y del secuestro de la democracia en este país durante 40 años, lo cual generó mucha corrupción política y económica. Si reparar ese daño que hizo la dictadura es acabar con el espíritu de la Transición, en ese caso la Transición dice muy poco de sí misma. Y no sé cuando ha terminado la Transición. Hay autores que dicen que con la manifestación posterior al intento de golpe de Estado de Tejero, otros que fue en el año 82, cuando un partido que había sido clandestino llega al poder. Otros dicen que fue en el 96, cuando la derecha vuelve a gobernar este país, y otros que está por terminar. No se le puede llamar reconciliación a que mi abuela estuviera hasta que se murió, veintipico años en democracia y no supiera donde estaba su marido, ni hubiera podido enterrarlo. Se trata de reparar y no le veo el problema. Oigo que la Iglesia va a canonizar a 498 mártires y entiendo que lo haga, no quiere decir que lo comparta, pero entiendo que les quieran dar un reconocimiento. Pero a la gente que tiene el discurso de que no ha y que mirar al pasado y hay que mirar al futuro, no le oigo decirle eso a la Conferencia Episcopal. Hay una especie de doble moral. Para reconciliarse, primero hay que conciliarse, y eso es algo que todavía no ha ocurrido. Hay miles de personas que todavía están desaparecidas y miles y miles de damnificados. En el Bierzo conozco muchos casos de mujeres que fueron rapadas y humilladas y paseadas por sus pueblos por sus ideas o por ser las mujeres de un hombre que participaba políticamente. Hay obras públicas que disfrutamos todos, como el túnel de Guadarrama o el canal de Andalucía, hechos por presos políticos que trabajaron como esclavos y a los que nunca nadie ha reparado. Hacerlo es un ejercicio de madurez.

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