Salud, dinero y hemoal
APENAS falta para que, si el impago de alguna que otra nómina no lo impide, el flamante centro comercial de Ponferrada abra sus puertas al público con normalidad. Si la nueva macrosuperficie -ahora todo es macro- mantiene expectante a la ciudadanía, a buen seguro que tal expectación, traducida en una mezcla de temor y recelo, palpita entre los comerciantes locales que seguirán desarrollando su vida laboral en paralelo a la del nuevo templo del ocio y el consumo. En cualquier caso, sus fundados miedos no deben apoderarse de su capacidad de reacción, constancia, experiencia en traumas anteriores parecidos y, sobre todo, buen hacer; y si por lógica todo apunta a que se avecinan unos meses duros, que incluso pueden dejar alguna que otra víctima por el camino, el comerciante que no ha podido, no ha querido, o sencillamente, ha optado por mantener su negocio donde lo desarrolla habitualmente, debe creer más que nunca en sí mismo para aguntar de la mejor manera y mantener el rumbo. Evidentemente uno es consciente de que con estas bienintencionadas palabras poco o nada se consigue, teniendo en cuenta lo que en estos días pulula por las mentes de nuestros pequeños y medianos empresarios locales del sector del comercio, pero no menos cierto es que en la otra orilla tampoco todo es color de rosa como algunos lo pintan o quieren hacer ver. El tiempo da, quita razones o las equilibra. En otro orden de cosas que nos afectan, anque en este caso hablamos de salud física y no económica, el virus del surrealismo sigue su contagio por nuevas áreas del Hospital del Bierzo, y si ya el servicio de Urgencias ha entrado no pocas veces en «urgencias», ahora resulta que es la propia UCI la que se encuentra en «cuidados intensivos»; una redundancia que suena a chiste pero que irrita hasta los tuétanos. Y lo de siempre, los políticos echándose la culpa los unos a los otros y viceversa, cuando a la ciudadanía lo que realmente nos importa es que esa unidad funcione correctamente. Que con la salud... no se hace política, o a ver si es que alguno piensa que ese es el camino para que la política goce de buena salud. ¿Y en esta columna no vamos a hacer referencia alguna al hecho de que el Ayuntamiento de León haya comenzado a emitir documentos oficiales en castellano y en leonés? No, pero sí aviso que a partir de ahora exigiré recibir mis facturas con la base imponible en berciano, el IVA en leonés y el total... es lo que cuenta.