El beato de Carracedo

Fue fusilado a comienzos de la Guerra Civil en Paracuellos del Jarama junto a otros 97 agustinos. Ayer lo beatificaron en Roma, en el grupo de 498 mártires, y en Carracedo, su pueblo, un centenar de voces se elevaron bajo las bóvedas del monasterio para honrar su memoria. El padre Benito Garnelo también tuvo su homenaje particular en la localidad donde nació en 1876 y mientras el representante del Papa lo convertían en beato en la plaza de San Pedro, una misa presidida por el vicario general del obispado de Astorga, Marcos Lobato y armonizada por las corales Voces del Bierzo, Voces del Llano, de Albacete, y el Coro Municipal de Pinto, en Madrid, completaba el reconocimiento a su persona por parte de la Iglesia Católica. Sobrinos nietos del padre Benito asistieron a la liturgia en el monasterio, que comenzó a las 13 horas llenando el templo a rebosar, para recordar su labor y la forma en la que murió. La presencia de las corales dio lustre a una celebración más íntima que la ceremonia de la plaza de San Pedro, donde el elevado número de religiosos ocupó la atención de los medios nacionales. Desde la Conferencia Episcopal se ha puntualizado que la de ayer fue una beatificación de martires que no se puede asociar exclusivamente a la Guerra Civil, porque también hay dos religiosos muertos durante la revuelta de octubre de 1934.