Diario de León
Publicado por
CÉSAR GAVELA
León

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DOS IDIOMAS se hablan en el Bierzo y dos lenguajes políticos utiliza la Xunta de Galicia para recordárnoslo. En cuanto a los dos idiomas me refiero, naturalmente, al castellano o español, y al gallego. Porque, en lo relativo al leonés, yo nunca lo escuché en el Bierzo al margen de que algunas palabras del extinto lleunés suenen en el norte comarcal. Los dos idiomas que se hablan en el Bierzo son muy desparejos en cuanto al número de hablantes. El castellano lo utilizan unas ciento veinticinco mil personas y el gallego quince mil siendo muy generosos. Porque en el valle del Valcarce, donde más se habla, solo viven unas tres mil, a las que podemos añadir, los municipios de Corullón y Villafranca y poco más. La Xunta utiliza el lenguaje razonable cuando quiere que los niños de esas zonas estudien gallego. Es algo absolutamente lógico e imprescindible. Y no solo la Xunta acierta ahí, sino que también acertó la Junta de Castilla y León al respecto, que ya arbitró el sistema para impartir gallego en los centros docentes del Bierzo que así lo soliciten. Y no solo en las escuelas situadas en el área galego-falante. De ahí que el gallego se estudie en colegios de Ponferrada ahora mismo, y bien que está eso. En Ponferrada, donde nunca se habló gallego; exceptuando, claro, al gallego de los gallegos que viven en Ponferrada. Pero ese argumento es tan peregrino como decir que en Ponferrada se habla ruso porque viven en la ciudad unas decenas de ciudadanos rusos. El otro lenguaje de la Xunta es más aguerrido, y proviene de los sectores radicales del nacionalismo gobernante. Porque estas personas indocumentadas e imperialistas a un tiempo, sueñan con que todo el Bierzo -el que nunca fue gallego en mil años- pueda llegar a serlo en un futuro marcadamente anacrónico. Y no. Una cosa es la defensa del gallego, idioma admirado por los bercianos, quienes, por otra parte, tienen una música verbal muy parecida a la de Galicia cuando hablan su raigal castellano, y otra cosa es que Galicia vaya a tener en tiempos próximos una quinta provincia llamada Bierzo. Esto segundo es delirio y conviene separar el delirio de la realidad. Amor a Galicia, todo. Interés por lo gallego, también. Pero no nos digáis gallegos, queridos vecinos, que somos bercianos. Y ser berciano es una forma de ser leonés. Somos fronterizos, sin duda, pero leoneses. En cualquier caso, los expansionistas seguirán intentándolo porque a ellos la historia les importa nada. Y, sino, la cambian. Son cosas del fanatismo.

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