Cuatro empresas están interesadas en comprar la cooperativa de Arganza

La instalaciones de la tercera cooperativa de la comarca, a la venta por un millón y medio en Arganza de euros después que los socios hayan acordado su disolución para integrarse en las sociedades de Camponaraya o Cacabelos, han despertado el interés de tres bodegas y una empresa constructora. Aunque la cooperativa San Fabián todavía no ha recibido una oferta económica por su nave y todo el equipo para comenzar a producir vino, el presidente de la sociedad. Fidel García, confía en vender pronto para liquidar el patrimonio y repartir el importe entre los tres centenares de asociados en lo que será su última gestión. La cooperativa ya ha colocado en el mercado medio millón de litros de vino almacenado en la bodega y embargado en su día a la última empresa que arrendó las instalaciones, la firma Vinimusa, tras el impago de las últimas cosechas y su posterior desalojo judicial, y sólo una quinta parte permanece en la nave de Arganza. García, que prefirió no desvelar el importe de la venta del antiguo vino embargado, tampoco está en disposición de revelar el nombre de las empresas interesadas en la compra por motivos de mercado. En su día sí trascendió el interés de la bodega gallega Martín Codax por alquilar las instalaciones en una operación que finalmente no fructificó, aunque en esta ocasión, la desaparición de la sociedad vitivinícola obligará a vender una edificación de cinco mil metros cuadrados. Bombas, prensas o despalilladoras están incluidas en el lote, además del equipo de frío que una acreedora de Vinimusa ha devuelto recientemente a la cooperativa. Las instalaciones se pusieron a la venta este verano, tras la asamblea en la que los socios acordaron la disolución de la cooperativa. La sociedad San Fabián todavía se enfrenta, sin embargo, a los coletazos de la situación económica que la ha abocado a la desaparición y la empresa leonesa Vile aún reclama en los tribunales una cantidad de vino que supuestamente almacenó en la nave durante la gestión de la última arrendataria de las instalaciones, reconoció García. La disolución de la cooperativa ha llevado a la mayoría de los socios que mantienen viñedos a inscribirse en las otras dos grandes sociedades de la comarca, en Cacabelos y Camponaraya. Una parte de los propietarios de viñas han optado por no recoger la uva este año, en vista de la escasa cantidad que supondría tras un verano de bajas temperaturas, pero sólo una minoría de socios se plantea incluso no volver a cosechar tras el fracaso de la iniciativa.