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Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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VISTA DESDE Valladolid la cordillera de Gistredo es «suelo rústico común» . Para la Universidad de León es un espacio natural digno de protección y estudio, por la abundante y variada fauna que lo habita. Un biólogo de Vigo que la frecuenta asegura que es uno de los espacios europeos con más rica biodiversidad. Para mi es la montaña grande, benéfica y protectora que alimentó los sueños de mi infancia. Olvidada por la Mirada Circular, son miles los andarines que cada año disfrutan de ella y de sus fuentes medicinales. Muchos más podrán hacerlo cuando se abran las rutas de los molinos, los castros o los abedules, a no ser que el campo de la genciana amanezca erizado de aspas metálicas. Además de un recurso natural irrepetible, Gistredo es la riqueza principal y garantía de futuro para los asentamientos rurales que sobreviven a la crisis del carbón y la ganadería en sus laderas norte y sur. Solamente en Noceda existen en la actualidad medio centenar de plazas hoteleras y de restauración, otras tantas en proyecto, todas de iniciativa privada, ahora amenazadas por la posibilidad de que la cordillera se vea sembrada de palas eólicas. Esos emprendedores, algunos venidos de lejos, merecen un respeto. No hará falta decir que es necesario desarrollar las energías renovables. Invertir el cambio climático es el gran reto de nuestros días, mucho más en León y Ponferrada, ciudades donde el dióxido de azufre supera con creces el umbral de alerta establecido, mientras el fuego bacteriano avanza por el resto de la provincia. Otra cosa es que en España haya molinos de humo olvidados en el monte por empresas cazasubvenciones, palas convertidas en chatarra antes de ser inauguradas o que la mayoría, por no decir todos, de los parques eólicos autorizados por la Junta de Castilla y León en esta provincia lleven años sin funcionar. Y más grave es la connivencia de la Junta con empresas a las que autoriza la atomización de su proyecto en miniproyectos de menos de 50 Mgt, concertados para burlar la ley. Las juntas vecinales y los ayuntamientos afectados deberían organizarse para evitar un fraude así en Gistredo, exigiendo un plan director para toda la cordillera y un estudio que determine el impacto ambiental pormenorizado. En España tenemos 150.000 hectáreas de espacios naturales y el censo no está cerrado, pues ancha es Castilla y tampoco faltan territorios donde la energía eólica no ciegue o interfiera otras vías de desarrollo rural.