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Publicado por
JOSÉ A. ÁLVAREZ FIERRO
León

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YA ESTÁ AQUÍ, ya llegó, el nuevo Estatuto de Castilla y León. ¿Nuevo? Habrá que verlo. De la aprobación definitiva del texto en el Senado, más que quedarme con, me han resultado cuando menos curiosas unas palabras de un político de esta Comunidad al llegar a manifestar que a partir de aquí ya sólo queda «aplicar lo aprobado» y así «estar a la altura de lo que los ciudadanos nos han pedido». Vayamos por partes. Efectivamente, y como solía decir un profesor que tuve en EGB, lo primero sería una perogrullada. La ley se hace para aplicarla. Sin embargo, la evidencia de tales términos nos hace irremediablemente ir más allá del lenguaje. Algunos de los contenidos del nuevo marco autonómico no previstos inicialmente, han acabado por incluirse en el articulado. Ahora bien, al igual que las teorías socialistas y comunistas, en los libros y en el campo de las ideas son maravillosas para la ciudadanía; otra cosa bien diferente es llevarlas del papel al ámbito del ser humano. Resulta que después de, no uno, ni dos, ni tres, sino 16 años -sí, deciséis, diez más seis, diez y seis más...- ahora vamos a tener que brindar con espumoso de esta tierra porque en el articulado del nuevo Estatuto se recoge la obligación de las Cortes de elaborar y aprobar una nueva Ley para el Bierzo. Sí, decimos nueva, pues ya existe una no sé qué de la Comarca del Bierzo desde 1991; claro, es que llamar ley a «eso» es como lalalear la inexistente letra del himno de España; hace que suene un poco a cachondeo. Lo que ya no puede seguir siendo el Consejo Comarcal del Bierzo es una especie de taller experimental en el que determinados científicos se lo pasan pipa empleando métodos con el único fin de formular hipótesis una y otra vez, pero sin contrastarlas. Y aquí los científicos de casa algo tendrán que decir, a poder ser poco y en bizantino, no vaya a ser que se queden sin salir en la foto, y aún saliendo, sean recortados después. Nos nos queda otra que esperar a lo que diga el inexorable Cronos; eso sí, a ser posible que no tarde otros tres lustros en pronunciarse. Y respecto a lo de «estar a la altura de lo que los ciudadanos nos han pedido»... lo que sí parece no ofrecer dudas es lo que a los ciudadanos nos han pedido, el voto, a través del cual, no sin reservas, depositamos nuestra confianza en unos políticos que son quienes realmente han negociado el Estatuto. Por lo tanto, al margen de estar más o menos de acuerdo con la resultante estatutaria, su grado de aplicación será el que determine si habrán estado o no a la altura.