Edificio MSP
DURANTE estas últimas semanas hemos podido visitar, en una sala del Campus de Ponferrada, la exposición de fotografía sobre las centrales térmicas de la MSP y Compostilla I: Los templos de la energía. Las fotografías en sí mismas resultan atractivas, y además nos ayudan a recordar nuestro pasado porque tanto la MSP como Compostilla I han sido las centrales de energía eléctrica más antiguas de España. Tal vez por eso Ponferrada, que no era más que un pueblo grande y minero, se conoció como la ciudad del dólar, en el tiempo dorado del carbón, allá por los cincuenta, cuando se construyó el singular edificio de la MSP, que tanto ha significado en la economía del Bierzo. El Puente del Centenario nos ha acercado este edificio, como si de repente un zoom nos lo hubiera puesto a ojo de buen cubero. Cada vez que paso por el puente me suelo detener a contemplar este pintoresco y abandonado templo de la energía, aunque por poco tiempo, porque la Fundación Ciudad de la Energía tiene previsto restaurarlo con fines didácticos, tal vez para enseñarnos nuestra historia minera. Pero de momento seguimos echándole ojitos a este monumento destartalado, con aspecto envejecido -aunque no hayan pasado tantos años por él-, que me hace recordar el mundo fabril que retrató Dickens en sus novelas, por ejemplo en Oliver Twist, ese mundo esclavizante y brutal, proletario y gris, donde tantos se dejaron la piel para que los ricos, gordos y mandones, llenaran la andorga a su costa hasta reventar de puro placer. Terrible historia la que vivieron Inglaterra, con sus fábricas, y Gales con sus minas. Algo similar a lo que ha vivido el Bierzo. Todo a cambio de que los obreros -que nunca ganarán, como quisiera Marx, lo que trabajan-, quemaran sus entrañas. Esto no ha cambiado ni cambiará. Pero por ahora seguimos con la estética tenebrista y/o expresionista que nos ofrece el edificio de la MSP. No sólo me hace recordar el mundo de Dickens sino la portada de un disco antológico de Pink Floyd, Animals, donde se nos muestra una fábrica de estilo similar, con esas chimeneas ladrillosas y fotogénicas, enhollinadas y desafiantes. La primera vez que viajé a Londres -ciudad que tenía idealizada siendo un rapacín- vi algunas fábricas de corte MSP. Recuerdo haberlas visto en la periferia, en el trayecto en tren que va desde el aeropuerto de Gatwick a Victoria Station. La entrada en la capital inglesa me fascinó. Como me fascina ahora el edificio de la MSP.