Diario de León

Los médicos de la Seguridad Social consideran que ya no pueden hacer nada más y le envían a casa

Abren una colecta para pagar otra terapia a un niño con cáncer terminal

La Clínica de Navarra ofrece un costoso tratamiento para ganar tiempo a la enfermedad «En Nava

El niño, ayer en su casa, observado por su padre

El niño, ayer en su casa, observado por su padre

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Carlos Fidalgo / M. Enríquez - ponferrada
Ponferrada

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Toñín tiene cuatro años y medio y un amigo de su misma edad que se llama Emilio y al que ya no quiere ver. A Toñín le gustan los dibujos animados de Los Simpson, sus muñecos de trapo, y estar en silencio en el mismo cuarto que su padre, un minero prejubilado de Fabero. Toñín tiene cáncer, los médicos del Hospital Universitario de La Paz que le han atendido en Madrid desde que le diagnosticaron un tumor cerebral en abril del 2006 apenas le dan unas semanas de vida y le han enviado de vuelta a casa porque la enfermedad se le ha extendido por toda la cabeza y la médula, no pueden operarle de nuevo, y no ha respondido a los tratamientos de quimioterapia y radioterapia. En la Clínica Universitaria de Navarra, sin embargo consideran que todavía se puede hacer algo para frenar la enfermedad y ganar tiempo, y los padres de Toñín, sin recursos económicos para pagar el tratamiento quimioterápico endovenoso e intratecal que les propone en el centro privado como alternativa, han decidido iniciar hoy un colecta popular en Fabero para conseguir el dinero necesario para alargar la vida de su hijo. El número de cuenta en la oficina del BBVA es el 0182 2605 78 0201533706. «No podemos tirar la toalla tan pronto viéndole como está», decía ayer la madre de Antonio Ordóñez, Mari Flor López, mientras el niño miraba a sus hermanos mayores con ojos apagados y un chupete en el boca, pero sin dolor aparente, y permanecía sentado en las rodillas de su padre, el prejubilado de Coto Minero del Sil Francisco Ordóñez. La pareja, que ha tenido otros siete hijos y ha perdido a cuatro, decidió ampliar la familia con Antonio cuando ambos habían pasado de los cuarenta años. Toñín, como le llaman en su casa de la calle San Pablo, creció robusto hasta que en abril del 2006 le diagnosticaron un tumor cerebral tras un cuadro de vómitos matinales y pérdida de equilibrio. En mayo, los médicos de La Paz le extirpaban el tumor y mientras los niños de su edad se preparaban para asistir a la escuela infantil, Toñín se sometía a sesiones de quimioterapia. Durante uno de los controles, incluso llegó a posar sonriente con el portero del Real Madrid, Iker Casillas, y el tenor José Carreras, ambos involucrados en la lucha contra el cáncer. La enfermedad volvió a aparecer este último verano, cuando Toñín tuvo que ser ingresado en la Uci del Hospital del Bierzo con convulsiones y trasladado en helicóptero a La Paz, donde le sometieron a tratamiento de radioterapia craneoespinal y sobre la columna dorsal lumbar y de quimioterapia con dos medicamentos, aunque el niño fue incapaz de tomar las pastillas de Temozolamida. Las convulsiones volvieron el 26 de octubre y los médicos descubrieron que la enfermedad se había extendido y era imposible una nueva intervención. Tres días después, y en vista de que la quimioterapia y la radioterapia no había funcionado, los médicos lo enviaban a casa. Pero su familia no se ha resignado y después de un mes de consultas privadas, en la Clínica Universitaria de Navarra les han dicho que todavía se puede hacer algo. Su familia no lo ha dudado. «No podemos estar de brazos cruzados, esperando a que llegue el día», decía ayer la madre.

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