| Reportaje | En diciembre |
Al cerdo ya no le llega su San Martino La fiesta de la patrona minera bate récord de asistencia en Santa Marina
La matanza casera se ha reducido casi un 50% en los últimos seis años. Una tradición que parece perderse poco a poco por la despoblación de las zonas rurales y el temido colesterol
Muchos pueblos de la comarca viven, en este largo puente festivo, una de las estampas más tradicionales del invierno berciano, el de la matanza de cerdos. En gran parte de la geografía de la comarca se repitió ayer la misma escena, vecinos y amigos inmersos en la típica faena de la matanza que, al margen del trabajo, supone una oportunidad de celebrar una reunión familiar, recuperando tradiciones que poco a poco se están perdiendo. Para supervisar estas tareas, la Junta de Castilla y León ha puesto en marcha la campaña de matanzas domiciliarias que se prolongará hasta el primer domingo de abril. Desde el Servicio Territorial de Sanidad del Gobierno regional en León se recuerda que sólo puede realizarse en casa el sacrificio de porcinos. La matanza de ovino y vacuno debe llevarse a cabo en alguno de los mataderos autorizados que, en el caso del Bierzo, son los de Ponferrada, Bembibre y Toreno. El Jefe Territorial de Sanidad, Santiago Travieso, recordó ayer la obligación de analizar la carne de cerdo para evitar el posible contagio de triquina -sobre todo en el caso de la matanza de jabalíes, que en los últimos años se ha duplicado-. Una situación muy diferente ocurre con la matanza de cerdos que se ha reducido considerablemente en la provincia. De hecho, el pasado año se sacrificaron 15.642 porcinos frente a los 27.000 que se mataron en el año 2000. La despoblación del medio rural y los problemas de colesterol son, según Santiago Travieso, los motivos de que esta tradición se esté perdiendo. De todos modos, es esta época del año, con la caída de fuertes heladas, la elegida por la mayor parte de los criadores de cerdos. El día de matanza se vive como una jornada familiar, en la que cada miembro tiene su tarea asignada para, en los días siguientes realizar el despiece del cerdo y elaborar los embutidos -como los chorizos y botillos- y salar los jamones. Aunque con unos días de retraso, la localidad de Santa Marina de Torre celebró ayer la fiesta en honor a Santa Bárbara, la patrona de los mineros, con récord de asistencia a su ya tradicional comida. Más de 350 personas -más que habitantes hay en la actualidad en el pueblo- se dieron cita para compartir un año más una comida a base de caldo de patatas con jabalí y corzo, bollos «preñaos», dulces y fruta, regados de buen vino y queimada. Después de comer se proyectaron imágenes antiguas del pueblo y un video de una fiesta de Santa Bárbara de finales de los 80, cuando el pueblo vivía su máximo apogeo gracias a la actividad extractora de varios pozos mineros ubicados en sus alrededores. El principal, el pozo Mariángela de la empresa Virgilio Riesco que desaparecerá el próximo 31 de diciembre en aplicación del nuevo Plan del Carbón. A la hora de cenar, la nave del pueblo volvio a llenarse alrededor de la mesa.