El marido se llevó los restos para su país tras identificarlos

En la tarde del domingo 18 de noviembre, un grupo de cazadores y sus perros encontraban tras una batida del jabalí el cadáver de Edda Schneider. De esta forma, la Guardia Civil puso en marcha los mecanismos de investigación y lo primero fue ponerse en contacto con la embajada alemana en España y transmitieron las sospechas de que los restos humanos encontrados podían ser los de la turista alemana. De esta forma, se comunicó lo sucedido a su marido y Burkard Scheneider se trasladó a España para reconocer el cadáver a través de las prendas que tenía. Así, no hubo dudas y se confirmaron todas las sospechas. Era su esposa, que además portaba un cinturón atado a uno de sus piernas, ya que se cree que la mujer resultó herida al caer por el precipicio, se pudo dañar y, como era conocedora de nociones básicas de medicina, ya que su familia está relacionada con esta profesión, decidió hacerse un torniquete. La mala fortuna quiso que las numerosas batidas de vecinos de la zona y Guardia Civil para encontrar a la mujer desaparecida no dieran resultado, y la turista alemana muriese finalmente en el fondo del barranco donde quedó oculta hasta que la encontraron y medio un año más tarde los perros de los cazadores de la zona de Las Médulas. La resolución del caso zanja todas las sospechas e incertidumbres creadas en la zona y el caso se enmarca en la fatalidad de una mujer que se desorientó, se perdió en el monte, cayó por un precipicio de muy difícil y nadie la encontró hasta el pasado 18 de noviembre, también de forma fortuita.