La Curuja
LA CURUJA sigue acechando, por fortuna, todo cuanto acontece en el Alto Bierzo. Siempre nos ha llamado la atención este animal nocherniego, símbolo de sabiduría y de los presagios, que da nombre a una casa rural de Noceda y a un cuadernillo que viene editando el colectivo cultural La Iguiada desde el 2004. El interés que puede despertar una 'revistina' como ésta, aparte de sus contenidos, es su independencia, pues no está subvencionada por ninguna institución gubernativa ni ningún «untamiento», que diría nuestro paisano y colega Pedro Trapiello, lo que le permite volar con libertad, algo extraordinario, si tenemos en cuenta que vivimos sujetos al control, sometidos al Gran Hermano, que nos vigila día y noche desde su telepantalla. Por tanto, que La Curuja se siga editando, eso sí, con el esfuerzo de sus socios (algunos honoríficos) y la dedicación de sus colaboradores, cada vez más numerosos y renombrados, es un lujo. En este último número -y ya se llegó a la docena, lo que también es motivo de celebración-, han colaborado, entre otros, ilustres e ilustradas gentes del saber berciano, como Fermín López Costero, escritor cacabelense, discípulo aventajado del maestro Antonio Pereira, y excelente crítico literario, al que siempre agradeceremos sus sabios consejos y sugerencias; Manuel Olano, que un día decidió colgar el mono minero para dedicarse a la historia y la investigación, con muy buenos resultados, y ahora ejerce su carrera en el Museo del Alto Bierzo de Bembibre; Cristina Pastrana, artista leonesa afincada en la villa del Benevívere, dibujante e ilustradora, además de poeta y narradora, que nos ha obsequiado «Las manos que labran la tierra», un magnífico relato con sabor y olor primigenios; y Santiago Macías, bien conocido dentro y fuera de nuestra provincia, incluso fuera de nuestro país, pues su segundo libro, El monte o la muerte , se tradujo a varios idiomas. Su artículo acerca de José Rodríguez, alias «Morugo», quien fuera el último alcalde republicano represaliado en Noceda, nos toca el alma. Con este plantel de colaboradores, y aun otros, que si bien no son tan conocidos, como los paisanos Raquel Arias, Sina de Paz, Javi Arias, Toño Crespo o Luis Nogaledo, sí merecen ser reseñados, La Curuja debiera tener un formato más elegante y vistoso, lo que por ahora resulta imposible. Por otra parte, nos da coraje que haya revistas en el Bierzo de florido continente y flojos contenidos. Ya sabemos que el dinero todo lo manda. Pero la libertad no siempre se compra, ni se vende. Aúpa La Curuja.