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Publicado por
JOSÉ A. ÁLVAREZ FIERRO
León

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PASARLAS canutas para llegar a fin de mes. Ésto sí que provoca «tensión» querido Presidente; y lo que es peor, no tiene pinta la cuestión de resolverse «en dos tardes». Y tampoco es necesario «dramatizar» ahora que la cita con las urnas está a la vuelta de la esquina; pues para drama, el que la ciudadanía estoicamente -y ésto tiene que cambiar- ha tenido que soportar merced al bochorno, esperpento y surrealismo con el que asiduamente su partido y el principal de la oposición han teñido la escena política a lo largo, ancho y alto de esta legislatura, de la cual, los unos y los otros, a punto están de examinarse. Una «reválida» que ellos no dudarían en autoaprobarse, aunque lo cierto es que se lo han puesto realmente difícil a quienes deben poner la nota final en forma de papeleta. Tengo un amigo que se siente ofendido cuando le pregunto si irá a votar el 9 de marzo. Dice que no quiere contribuir al deterioro de la democracia; de hecho, para él, más que de democracia, habría que hablar de «demacracia». Lo cierto es que el sistema está bastante demacrado, sí. Después tengo un colega que me sugiere que vote al menos malo, y no falta quien continuamente me recuerda eso del voto útil, terminología que en los tiempos que corren le suena a uno a fastidiosa incoherencia, pues bien difícil es encontrar la utilidad en una opción no deseada en positivo, elegida por negación de otra. ¿Y qué me dicen del acongojante debate cara a cara ZP-RJ? ¡Uhhh, qué miedo! Ya han empezado a machacarnos como con los Madrid-Barça; que si el debate del siglo, que si ahí se juegan las elecciones. Anda que ya tendría delito que después de más de 30 años de trayectoria democrática en este país, tuviese un peso decisivo en la balanza el que los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno se sienten frente a frente para durante un rato hacer ejercicio del reproche mutuo a la par que autopromoción de sus productos milagrosos. Claro que, pensándolo más fríamente, puede que tres décadas se queden exiguas para reportar la suficiente madurez y tener claro que lo que se enjuicia y valora es una gestión de cuatro años y no el espectáculo de los circenses quince días de campaña electoral, con toda su parafernalia. Si los políticos y sus asesores siguen obstinados con la imagen, a mí la que verdaderamente me interesa es la de su cara... 'b', la de la labor de quienes han tenido responsabilidad de gobierno y de hacer oposición como alternativa.

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