No es lo mismo
NO ES lo mismo repitió en varias ocasiones la socialista faberense Amparo Valcarce en el mitin celebrado el pasado miércoles en el Pabellón de El Toralín en Ponferrada- que gobiernen unos que otros, aunque pudiera parecerlo. Y no le falta razón a Valcarce, que se mostró enérgica y con gran capacidad de convicción. Por supuesto, que no es lo mismo el socialismo, al menos como partido con historia e ideas progresistas, humanitarias, liberales, que el Partido Popular, que cada cierto tiempo cambia de nombre, tal vez para no pagar deudas, como dijera el convidado de honor y magnífico Alfonso Guerra, quien sacó lo mejor de sí mismo, y por momentos llegó a conmover al público asistente, no sólo con su verbo desenvuelto y su excelente sentido del humor, sino con su gran capacidad para la reflexión acerca de lo esencial de la vida. El sevillano se atrevió a dar una definición del socialismo que caló hondo entre el público. «Socialismo» dijo más o menos Guerra «es que nadie llegue a ser tan poderoso que obligue a los demás a arrodillarse ante él, y que nadie sea tan pobre que tenga que arrodillarse ante el poderoso». «El ser humano debe tener dignidad y criterio propio», lo que resulta difícil en este mundo perverso, prostituido por el dinero y el poder. Escuchar a Guerra es una delicia, además de un gran espectáculo, no sólo por lo que dice sino por cómo lo dice. Es no sólo un enorme político, de talla europea, que nos descubrió la música de Mahler, sino un intelecto prodigioso, que ha leído hasta la Biblia en verso, él que no cree mucho en lo religioso, y se confiesa políticamente incorrecto, como cuando osó decir que los inmigrantes son quienes hacen el trabajo que no queremos los españoles, aunque el señor de las barbas en clara alusión humorística a Rajoy- no tenga las ideas claras, sobre todo acerca de la inmigración. Algo de "otredad" nos vendría bien a todos. De vez en cuando convendría ponerse en el lugar del Otro, ese que detestamos, tal vez porque se asemeja demasiado a nosotros. No hace tanto los bercianos fuimos emigrantes. Es probable que Rajoy, que tiene aspecto de rey mago arábigo, se vea reflejado en algún morito o hispano torrado, y por eso no acaba de verlos con buenos ojos, con ojos de rana saltarina. No es lo mismo que nos gobierne un socialismo basculado hacia el centro, la izquierda real es un mito, que una derecha girada al extremo, cuyo lema es poner firme a quien no pase por el aro. «Control y orden», propone el líder popular, lo que produce escalofríos.