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Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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COMO no somos conscientes de que cuando vamos de compras no solamente «tiramos de lo nuestro», estaba yo pensando en cambiar de móvil, convencido de que el que tengo ya está fatigado, algo perezoso, poco operativo y obsoleto, comparado con otros que veo y admiro a mi alrededor. Pero he aquí que cayó en mis manos un informe sobre las consecuencias «sociales» de cambiar de teléfono móvil. O dicho de otra manera, de la dimensión mundial de las pequeñas decisiones relacionadas con el libre mercado que uno tiene que tomar cada día. Quién me iba a decir que las guerras de África, la supervivencia del gorila de montaña o la contaminación de las aguas subterráneas tenían que ver con mi visita a la vecina tienda, en vez de encaminar mis pasos hacia el consumo responsable, respetuoso con la minería difícil, los metales escasos y los usos sociales y ambientales que comportan. Por cierto que alguno de esos usos y costumbres no son para enseñar a nadie, aunque estén cada días más arraigados en nuestra conciencia colectiva. Así me entero de que entre el 40% y el 65% de la energía consumida en el ciclo de vida de un teléfono móvil se consume en la fabricación y transporte del dispositivo, que la extracción y procesamiento de los materiales que lo componen implica un movimiento, como mínimo, por cada teléfono móvil, de 75 kilos de aquellos materiales y que la extracción de coltán está relacionado con la financiación de las guerras intermitentes en Africa central. En España hay más líneas de móviles que habitantes. En Estados Unidos y Europa se tiran anualmente 240 millones de móviles. Solamente en la Unión Europea generamos 15 kilogramos de residuos electrónicos por persona, muchos de ellos emisores de tóxicos altamente nocivos en vertederos tan famosos como el de Karachi (Pakistán) o el de Lagos (Nigeria). Teniendo en cuenta que la vida útil de un móvil se estima en diez años mientras el tiempo medio de utilización apenas supera los dos años, sólo quedaría valorar lo que nos cuesta el cambio de equipo electrónico y la multiplicación de cargadores de coche y casa no operativos, aunque la propaganda nos había asegurado que el cambio de móvil era gratis total. Dicho sea esto último con la esperanza de que si las anteriores afirmaciones parecieran excesivas o traídas por los pelos, pudiera esta del ahorro ayudarnos a moderar nuestras prácticas de consumo, cambiándolas por otras más acordes con el desarrollo sostenible.

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